Territorio Comanche: “Te hace el primer testigo…”

Portada italiana de la obra del español, Arturo Pérez Reverte.

La época que nos está tocando vivir es tal vez una de las más frívolas de la historia humana.
Actualmente los habitantes de cada país vienen enfrentando graves problemas en su desarrollo cultural, económico, político y, entre otros, espiritual; la mayoría de ellos para el logro de sus fines se ha enfrentado a guerras y grandes luchas.

Hoy en día, mucha gente sigue peleando por un nivel de vida mejor, esto lo hacen a costa de lo que sea para alcanzar sus objetivos; para obtener el oro negro (petróleo), destruyen y arrasan con naciones enteras, se pelean por territorios, como en el Medio Oriente, palestinos e israelitas, se han matado entre sí por un pedazo de tierra… así existen más ejemplos, pero estos, son una muestra de que existe una disputa interminable. Hablar de los grandes problemas del siglo XXI implica abarcar muchos terrenos en la vida del ser humano, en este caso, se puede decir que: “Vivir es una continua lucha en diferentes formas y con diferentes adversarios para sobrevivir.”

Todos somos protagonistas dentro de este ámbito, pero existe un grupo de seres humanos encargados de mostrarle al mundo los detalles mas mínimos de cada uno de los conflictos que en él se suscitan: los periodistas.

Territorio comanche es una novela periodística del escritor nacido en España Arturo Pérez Reverte, escrita a modo de catarsis , después de la etapa que tuvo como reportero de guerra durante 21 años.

Los dos protagonistas son corresponsales de TVE y se encuentran cubriendo las guerras en Yugoslavia. La trama es sencilla, ambos protagonistas se encuentran a metros del puente de BijeloPolje, esperando que el ejército croata lo detone para frenar el avance de la Armija bosnio-musulmana.

La obra narra lo que sucede durante esa tarde, y además ambos protagonistas van recordando situaciones ya pasadas sobre otros momentos de esa y otras guerras. Se puede decir que Pérez Reverte deja que fluyan los pensamientos y recuerdos de protagonista sin importar el orden o cronología.

La novela tiene como escenario la ex Yugoslavia, la tierra contemporánea. Muestra aquel horror que parece tan lejano de tal forma que nos hace sentir como testigos oculares del hecho. En esta obra se trata de graficar la heroica actividad de estos reporteros de guerra, que por distintas razones, dedican su vida a recorrer los problemas que asolan el mundo para denunciar la destrucción de la que el hombre es capaz con tal de ganar y oprimir al mas débil en esta “disputa interminable”; en este caso en las calles de Sarajevo, en pleno territorio comanche, que es según el autor y excelentemente dicho: “el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está siempre cubierto de cristales rotos. Territorio comanche es allí donde los oyes crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando."

Es un relato cautivante, que se lee como una novela de principio a fin y sin querer detenerte, leyendo cada pagina de forma expectante, donde en el trascurrir de cada línea nos lleva al dilema de todo periodista entre la ética y la incansable búsqueda de obtener la información, luchando por realizar la mejor elección : obedecer a la mente y al buen olfato del lugar para hallar la noticia o hacerle caso al corazón que nos dice que dejemos la cámara aun lado y ayudemos a salvar vidas.

Es una muy complicada elección pues dentro del instinto de cada periodista esta el afán de obtener las primicias y la mejor información para trasmitirla al público mostrando absolutamente desde todos los ángulos posibles la cruda realidad que se produce en esos campos de muerte.

Dentro de la misión de los periodistas esta la de cumplir fielmente la función de informar a la población desde el lugar de los hechos, desde las zonas en conflicto bélico, este árdua labor conlleva los riesgos ineludibles de trabajar en esas circunstancias; no obstante, esto no puede ser pretexto para que las empresas periodísticas que los destacan a esas zonas no extremen los recursos idóneos posibles para dotar a estos informadores del máximo de seguridades que se les puedan facilitar, pues exponen la vida cada segundo con el único fin de comunicarnos y mostrarnos la realidad que allí en el mismo “ojo de la tormenta” se vive.

Esta obra busca hacernos entender que los corresponsales de guerra no son periodistas como los demás. Ellos se desplazan a los lugares más alejados y duros, geográficamente, del planeta para contarnos desde el ángulo más cercano lo que allí sucede. Redactan sus crónicas, toman fotografías y graban imágenes allí en medio del estallido de bombas, los llantos de niños mujeres y ancianos que sufren en carne propia el dolor y ven como se les va la vida, corriendo el peligro de ser ellos también victimas de tan feroces actos, donde a pesar de poner en riesgo su vida, ponen como prioridad el desarrollo de su labor periodística.

Se viven miedos, muertes, pero estas cuestiones no son para glorificar al periodista, ni mucho menos. El periodista debe ser como el alma del hecho, una especie de puente intermediario o cabal entre esa realidad y nosotros los receptores de la noticia.

"La cercanía es esencial para un buen reportaje, señala Alfonso Rojo, pero a base de aproximarse a la barrera, a veces uno la traspasa y termina convirtiéndose en noticia aunque no lo desee". El contar un conflicto con imágenes y palabras, no es tarea fácil. Exige bravura, intrepidez, sensibilidad y es una labor que tiene mucha historia detrás. Historia que solo se apreciara valorando a los muchos periodistas que han dedicado y dedican su vida a ello, a informar e incluso a aquellos que lo siguen haciendo sin importarles perderla.

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