Crónica de un sueño anunciado




Miriam, modulando la voz tal cual ensayo de una cantante de opera y haciendo gala de su notable paciencia y cordura, respondía a la inoportuna intervención de Alfredo. No sé qué dijo él, pero fue malo, porque a viva voz todos lo abucheaban. Yo, por sentido común y sin conocimiento de lo que sucedía decidí unirme al resto de mis compañeros. Cuando todo se calmó, Miriam aún intervenía. Recuerdo claramente sus palabras:
“cuando todos estamos mal y nos sentimos disconformes con el sistema, es ahí cuando se genera el cambio y el cambio está muy cerca”.
Luego ella guardó silencio y empezaron los aplausos ensordecedores, silbos, coros, golpes unísonos contra las mesas. La algarabía reinó por cinco minutos; estabamos en un lugar cerrado con ventanas que nacen y mueren a merced de las columnas que sostienen las paredes; tan altas que tocan el techo. Durante el día era necesario extender las cortinas porque el abrazador sol de verano entra sin permiso y molesta a quienes no estamos acostumbrados a tanta luz. Las mesas y sillas dibujaban un laberinto en miniatura por todo el ambiente, lo cual hacía dificultoso la circulación hacia la puerta en caso de sismos o sacudones a los que no estamos acostumbrados.
Fueron los cinco minutos más maravillosos vividos en el aula de la universidad. Fue un sentimiento casi orgásmico presenciar el momento en el que le dieron de su propia medicina a un ser déspota que cree saberlo todo y menosprecia a los demás sólo porque ha leído un par de libros y ha practicado en algunas instituciones y emisoras de radio que caen al olvido porque nadie se da cuenta de su existencia. En ese momento Miriam nos apeló a la reflexión haciéndonos despertar del sueño en el que vivíamos, el cual no era permisible para gente que estaba en la universidad; en quienes se supone que el grado de criticidad y capacidad de razonamiento es elevado comparados a estudiantes de institutos.
Terminada la clase, Juan, Pablo y yo nos dirigimos al paradero de combis, una esquina ubicada en la intersección de la Avenida Juan Pablo II con la extensa y serpenteante Avenida España. Al cabo de quince minutos pude divisar la combi que me llevaría hasta la esquina de un colegio para señoritas. Mi casa estaba sólo a una cuadra de aquel lugar. La combi venía esquivando autos y microbuses a velocidades violentas, tal era la velocidad y la destreza del chofer que las autopista tenía que dibujar y seguir la ruta de la combi, cuando debería ser lo contrario. Me gustaba viajar en este tipo de servicio porque la adrenalina corría por todo mi cuerpo, como cuando se practica un deporte extremo; por sesenta céntimos, lo que equivale el servicio portando un carnet universitario, en minutos o llegaría a mi casa o estaría tocándole las puertas a San Pedro, para ver si hay un espacio para mí en el cielo.
En la combi me encontré con Raúl Pastor un amigo y profesor de la Universidad Nacional de Trujillo. Hablamos sobre la educación superior en el país y las reformas que se daban en este sector. Me decía que en las ultimas décadas de nuestra historia, la educación superior ha experimentado un alto grado de expansión cuantitativa, sin embargo pese a los esfuerzos de los distintos regímenes políticos se han generalizado algunas características como por ejemplo, la falta de identidad.
Si hacemos una ligera revisión a la historia de la educación es fácil darse cuenta que hemos pretendido adaptar a nuestra realidad modelos extranjeros sin resultados positivos. Muy poco hace este sector por entender y promocionar nuestra rica cultura andina, analizar nuestros problemas básicos e impulsar la lucha por la conquista de mejores niveles de vida para la mayoría de los peruanos”. Además Gabrielito, se manejan contenidos obsoletos. Los contenidos curriculares de las asignaturas, mayormente no corresponden a los intereses y necesidades de los educandos, ni mucho menos están de acuerdo a nuestra heterogénea realidad. El material bibliográfico que se difunde para el desarrollo de una asignatura no cuenta con el respaldo científico de vanguardia.
También el uso de tecnología anticuada; los docentes, generalmente desactualizados, recurren a menudo a la rutina, a la improvisación y al socorrido verbalismo. Así mismo, mientras que en otros países los cursos de Computación es parte de la formación educativa de los niños en Educación Inicial; en el Perú gracias al proyecto Huascarán es posible llevar este sistema a partir de la Educación Primaria en adelante, hecho que sin duda es un gran logro, pero no suficiente. La motivación, los materiales y las estrategias metódicas no estimulan la capacidad mental del educando. En estas condiciones el aprendizaje es abstracto, individualista y carente de utilidad.
Todo lo que decía Raúl es cierto y es entendido por todos, pero hasta ahora parece que los políticos están preocupados por los números macros que emiten el sistema financiero, pero nada se ve reflejado en el sector de Educación Superior. -Pensaba, mientras él me hablaba.
Nuestra conversación se interrumpió bruscamente. La combi hacía un giro inesperado dibujando una curva cerrada y pasándose al carril contrario en plena avenida América Sur cuyo trayecto en su mayoría es recto. Tal maniobra fue para recoger un pasajero al que ya habíamos dejado en la cuadra anterior. Nos cogimos firmemente del fierro del espaldar de los asientos, sintiéndonos como si estuviéramos en una Montaña Rusa. Raúl muy molesto, exclamó: ¡caray hijo, estoy con el corazón en la boca, y casi me rompo las costillas! ¡Ya no estoy para estas maniobras! Como a Pastor no le gusta dejar un tema al aire continuó con la explicación como si nada hubiera sucedido.
Otro factor que agrava la situación de la educación es el problema demográfico; La población crece rápidamente de manera especial en las grandes ciudades, en desmedro del campo. Debido a este crecimiento grandes sectores no reciben servicios educativos, y si reciben, estos son de baja calidad; en consecuencia, no se cumplen las metas previstas.
Y ni hablar del presupuesto, definitivamente manejamos un Presupuesto insuficiente. Mientras que la población crece, los recursos dedicados al sistema educativo han ido paulatinamente descendiendo. Cada vez más se atiende a más alumnos con menos recursos. La consecuencia es el deterioro de la calidad. Es como si a más comensales diéramos más sopa, pero echándole cada vez más agua. Y lo último es la desatención Magisterial y es ésta una de las características principales del problema educacional.
Justo cuando estábamos a punto de hablar de sobre este punto. El profe llegó a su paradero, y se fue. Me quedé pensado en todo lo que hablamos, pero estuve un poco triste porque el tema que más me interesaba no lo habíamos tocado y la verdad es que aquel punto me interesaba porque tenía que presentar un trabajo sobre eso; se me había encargado que hiciera un crónica para el curso de Redacción Periodística III, no seré Periodista pero bueno es un curso que me piden desarrollar en la currícula obsoleta de la Universidad.
Estoy en mi casa, frente a la computadora que antes estaba en la biblioteca. La casa por fin respira del silencio. Es hora de empezar la crónica y sólo sé que hasta hace algunos años, la docencia universitaria estuvo desatendida y relegada ante los ojos del Estado; esta situación hizo que los docentes que laboraban en todas las Universidades estatales del Perú levantaran su voz de protesta, quienes con justa razón, exigían al Gobierno las mejoras salariales, dignas de un docente universitario, mejoras que les fueron prometidas en 1969 pero que van siendo cumplidas parcialmente.
Pero ¿qué más?
En octubre del 2005 las aguas se agitaron y un mar de manifestaciones atropelló las costas del Estado, entre ellas, la de los Docentes. Las medidas tomadas por este sector fueron parte de una estrategia eficiente pero no inteligente, puesto que en su realización, afectaron de manera directa y grosera a los estudiantes, quienes con mucho esfuerzo sobrepasamos los obstáculos impuestos por un sistema obsoleto, con la ambición de poder convertirnos en profesionales de éxito con visión humanista. La suspensión de las clases fue una de las medidas principales que motivó un desfase del tiempo académico por lo que yo sólo hice un Ciclo durante todo el año, cuando lo normal son dos Ciclos. Ante esta situación al Gobierno no le quedó otra salida que aceptar el cumplimiento de la promesa estipulada en 1969.
Ayudado de una sola neurona que moría lentamente por el exceso y presión que me ejercía yo mismo, decidí continuar. Se me ocurrió una frase, puedo usarla; suena bien, ojala y guste a los que me leerán.
Como bien menciona una de las leyes de la Física: toda acción genera una reacción; el Estado después de aprobar la homologación de los docentes universitarios haciendo uso de todas sus facultades ha impuesto una nueva ley universitaria. Para algunos esta ley reestructura el sistema universitario, mientras que para otros es una acción represiva hacia el sector magisterial, tratando de modular el comportamiento del docente quien más que intentar obtener resultados a mediano plazo, primero deberá obedecer a ciertos patrones organizacionales como son la puntualidad, eficiencia metodológica y por encima de todo que logre involucrar al alumno como agente activo del cambio dentro de la sociedad tomando como base fuentes filosóficas y humanistas.
Recuerdo que en una clase, Carolina Moreno, compañera de clases; calificó a la educación peruana como una educación clasista y de élite, mostrándonos ciertas características que efectivamente son parte de este estilo; su fundamento era la diferenciación del uniforme escolar que fue abolida en el gobierno del Arquitecto Fernando Belaunde y que sin embargo ha vuelto a establecerse en la actualidad. Esto me demuestra que las leyes y el Estado en general no tienen suficiente soberanía dentro del marco legal y social.
El Estado peruano intenta reforzarse mediante la promulgación de leyes, que por lo general son incomprendidas por la sociedad, incomprensión que genera caos y alimenta la sed revolucionaria, sed que sólo se apacigua con la sangre de muchos.
Estoy cansado, iré a dormir un rato, llevo horas frente al monitor y aun no escribo nada, todo queda en pensamientos vagos. ¡Pero ya he avanzado mucho!...no puedo dejarlo ahora.
La desatención magisterial se debe básicamente a un salario devenido en lo más injusto y arbitrario del mundo, que ha dado origen a la deserción de los profesionales de la Educación en un 50% y cubriéndose las plazas con personal no idóneo. La carencia de una política permanente de actualización pedagógica. La inadecuada formación profesional, en la que predomina todavía una inocultable orientación hacia el Marxismo-Leninismo, con cursos como el materialismo dialéctico que todavía figura en la currícula de las facultades de educación de muchas universidades.
Si la educación es un servicio que se da a la población para ayudarla a mejorar las condiciones de vida, es decir a la consecución del desarrollo económico y social del país, tal como es en la actualidad, no hace sino perpetuar el subdesarrollo peruano.
La base de toda reforma educativa debe reposar en el magisterio, es decir, en los profesionales de la educación. De ningún modo en profesionales ajenos a la educación. En segundo lugar, debe ser ajena a toda experiencia extranjera. La reforma se debe hacer en el Perú y para el Perú; mientras que esto no suceda los problemas educativos seguirán agudizándose cada vez más. Es que no hay decisión política para dar solución a esta cuestión fundamental. No se trata de dar una ley desde las esferas del gobierno, eso ha sido un error que se ha cometido a lo largo de la historia de la educación peruana; se trata de abrir un debate y elaborar un proyecto donde se resuma los puntos de vista y los consensos mínimos a fin de que los regímenes de turno continúen desarrollando los aspectos fundamentales que se deben priorizar antelada mente como una currícula adecuada a nuestra realidad, necesidades y expectativas nacionales; tratamiento digno a los maestros; una sólida formación profesional; capacitación pedagógica permanente y suficientes materiales educativos “herramientas de trabajo” a disposición de los alumnos. Sólo así la educación se convertirá en pedestal que nos permitirá alcanzar el desarrollo.
Un ruido estrepitoso despertó mi conciencia, era mi celular. Pablo me timbraba para hacerme recordar que debo ir a clases. El reloj marcaba las 6:30 a.m. ¡Carajo! ¡Me quedé dormido! ¡Llegaré tarde a clase y no hice mi crónica! ahora qué le diré al profesor Juan Vásquez. Nunca pensé que redactar una crónica fuera tan difícil.
Me pregunto si Juan ha terminado su crónica… seguro que sí últimamente ha sacado muy buenas calificaciones por sus crónicas.
Estoy pensando seriamente en no ir a clases…
Por pensar tanto el reloj ya dio las 8:00 a.m. el profe no me dejará entrar.

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