
En el asentamiento humano Maria Elena Moyano, detrás de Whichanzao, la noche sorprende una vez más con su llegada, sólo la luz de la luna alumbraba aquella oscuridad, el silencio de las calles, se volvieron testigos de una tragedia y cómplices de un alma retorcida.
Con machete en mano, el depravado va en busca de su presa, la familia Bazan Méndez, lamentablemente fue su víctima, este sujeto marcó sus vidas en una noche que siempre vivirá en su recuerdo.
La tragedia fue difundida con consternación por la prensa local, lo cual atrajo nuestra atención.Decidimos conocer el hecho más de cerca y fuimos hasta a aquel lugar que fue testigo de la tragedia.
Ya dejen de jugar- es hora de dormir niños.
El silencio invadía la casa y la oscuridad era la única acompañante de Esther, quien se acostó en su dura cama de paja a las 12 de la noche, después de haber terminado de preparar las humitas que saldría a vender muy temprano al día siguiente.
De pronto se escucharon, tres fuertes golpe en la puerta.Los niños que dormían se levantaron entusiasmados –Mamá, llegó mi Papá-
La madre muy sigilosa y desconfiada, pues para ella era raro que su esposo llegara a casa, calmó a los niños y preguntó:
-¿Quién es, eres tu Rafael?
Una voz masculina, le respondió afirmativamente en tono cortante. Ella insistió preguntando.
El sujeto al ver que la mujer, no abría, pateo la endeble puerta hasta que cayera y entró a la fuerza, los niños empezaron a llorar al ver que ese hombre desconocido amenazaba con un filoso machete a su madre.
- Haz callar a tus hijos y llévalos a otro lugar- Esther, despavorida y con lágrimas en los ojos, camino apresurado, abrazó a sus hijos y los llevó a su cama.
- Por favor, nada les va ha pasar, confié en mi, no hagan bulla.
El facineroso le dice a Esther que había llegado a robar y violar a ella y a su hija.
La abnegada madre le suplica, con todas sus fuerzas:- llévate todo, pero no nos hagas daño, por favor.
El desalmado, no atendió a las suplicas, amarro a una silla a Esther con la misma soga que utilizaban sus niños para saltar, y se dirigió hacia la niña, a quien llamaremos Isabelita para proteger su identidad, ella estaba en un rincón asustada por lo que estaba pasando, la cogió del brazo fuertemente y se la llevó a un descampado detrás de la casa.
Mientras tanto Esther escuchaba los gritos desesperados y desgarradores de su hija, e intentaba safarse, pero su lucha era en vano, lo único que conseguía era marcar su piel.
El maldito entra a la casa y no satisfecho, se abalanzó encima de Esther, quien corre la misma desgracia que su hija.
Luego se escuchó afuera el ruido de una mototaxi, en la que el bandido, escapó llevando consigo lo único de valor que tenía la familia :una máquina de coser, la que su esposo, Rafael Bazan Chicoma, compró con tanto esfuerzo, para que Esther dejara de vender humitas por las trajinadas calles del centro de Trujillo y empezara a confeccionar y arreglar los vestidos de las vecinas del barrio, pues no había nadie quien hiciera ese trabajo por ahí, cobrando barato y haciendo un buen trabajo, el negocio marcharía bien.
Cuando todo paso, Esther llamó a sus hijos y les dijo que vayan en busca de ayuda, los niños de 6 y 8 años, salieron en la friolenta noche, temerosos y desesperados a tocar la puerta de la vecina más cercana, quien era Luisa Huamany Soto, más conocida como luchita, quien se levantó a abrir su puerta, tras escuchar a los pequeños, salió corriendo en compañía de su esposo a auxiliar a las víctimas. Eran como las 5 de la mañana, Luchita prestó su celular a Esther para que llame a su esposo Rafael Bazan, quien estaba trabajando en Trujillo como vigilante en el country Club del Golf.
Cifras en aumento
Esther se quedó callada por un momento, su mirada al vacío nos hacia comprender su dolor, un trago amargo pasó por su garganta, sus manos temblaban de miedo, miedo de recordar lo sucedido, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, se mordía los labios con fuerza, señal de su impotencia de no haber podido hacer algo por su hija.
- Todo paso tan rápido… era como una historia de terror… sólo escuchaba el llanto de mis hijos.
Casos como el de Esther se repiten casi a diario en nuestra ciudad y en todo el país, en lo que va del año las cifras de violaciones a niñas entre 4 a 18 años han aumentado alarmantemente, Entre enero y junio de este año se registraron en el Perú 97 mil 333 casos de violación incluidos maltratos y abuso sexual, informó Norma Rojas, Coordinadora de la Organización Civil Acción por los Niños.
Pero según los números que maneja la Policía Nacional, sólo en el 2004 se registraron 4 mil 600 violaciones a menores de edad, cifra menor a la consignada en el 2003: 4 mil 676 casos. Y en 2002, la cantidad de ultrajes sexuales a menores fue de 4 mil 735, cifra mayor que la registrada en el año posterior.
Esther no podía permaneces despejada, el tormento y el dolor que sentía era como una espada clavada en su alma, lo sucedido la afectó demasiado, nos decíamos mientras escuchábamos horrorizadas su historia.
Pero muchas veces el miedo de las víctimas a denunciar el delito, las condiciones geográficas inaccesibles en muchas zonas de la selva y la sierra, y la presencia nula de entidades del Estado en gran parte del territorio nacional, dificultan un registro que se aproxime a la verdadera dimensión de la criminalidad en nuestro país.
Con machete en mano, el depravado va en busca de su presa, la familia Bazan Méndez, lamentablemente fue su víctima, este sujeto marcó sus vidas en una noche que siempre vivirá en su recuerdo.
La tragedia fue difundida con consternación por la prensa local, lo cual atrajo nuestra atención.Decidimos conocer el hecho más de cerca y fuimos hasta a aquel lugar que fue testigo de la tragedia.
Ya dejen de jugar- es hora de dormir niños.
El silencio invadía la casa y la oscuridad era la única acompañante de Esther, quien se acostó en su dura cama de paja a las 12 de la noche, después de haber terminado de preparar las humitas que saldría a vender muy temprano al día siguiente.
De pronto se escucharon, tres fuertes golpe en la puerta.Los niños que dormían se levantaron entusiasmados –Mamá, llegó mi Papá-
La madre muy sigilosa y desconfiada, pues para ella era raro que su esposo llegara a casa, calmó a los niños y preguntó:
-¿Quién es, eres tu Rafael?
Una voz masculina, le respondió afirmativamente en tono cortante. Ella insistió preguntando.
El sujeto al ver que la mujer, no abría, pateo la endeble puerta hasta que cayera y entró a la fuerza, los niños empezaron a llorar al ver que ese hombre desconocido amenazaba con un filoso machete a su madre.
- Haz callar a tus hijos y llévalos a otro lugar- Esther, despavorida y con lágrimas en los ojos, camino apresurado, abrazó a sus hijos y los llevó a su cama.
- Por favor, nada les va ha pasar, confié en mi, no hagan bulla.
El facineroso le dice a Esther que había llegado a robar y violar a ella y a su hija.
La abnegada madre le suplica, con todas sus fuerzas:- llévate todo, pero no nos hagas daño, por favor.
El desalmado, no atendió a las suplicas, amarro a una silla a Esther con la misma soga que utilizaban sus niños para saltar, y se dirigió hacia la niña, a quien llamaremos Isabelita para proteger su identidad, ella estaba en un rincón asustada por lo que estaba pasando, la cogió del brazo fuertemente y se la llevó a un descampado detrás de la casa.
Mientras tanto Esther escuchaba los gritos desesperados y desgarradores de su hija, e intentaba safarse, pero su lucha era en vano, lo único que conseguía era marcar su piel.
El maldito entra a la casa y no satisfecho, se abalanzó encima de Esther, quien corre la misma desgracia que su hija.
Luego se escuchó afuera el ruido de una mototaxi, en la que el bandido, escapó llevando consigo lo único de valor que tenía la familia :una máquina de coser, la que su esposo, Rafael Bazan Chicoma, compró con tanto esfuerzo, para que Esther dejara de vender humitas por las trajinadas calles del centro de Trujillo y empezara a confeccionar y arreglar los vestidos de las vecinas del barrio, pues no había nadie quien hiciera ese trabajo por ahí, cobrando barato y haciendo un buen trabajo, el negocio marcharía bien.
Cuando todo paso, Esther llamó a sus hijos y les dijo que vayan en busca de ayuda, los niños de 6 y 8 años, salieron en la friolenta noche, temerosos y desesperados a tocar la puerta de la vecina más cercana, quien era Luisa Huamany Soto, más conocida como luchita, quien se levantó a abrir su puerta, tras escuchar a los pequeños, salió corriendo en compañía de su esposo a auxiliar a las víctimas. Eran como las 5 de la mañana, Luchita prestó su celular a Esther para que llame a su esposo Rafael Bazan, quien estaba trabajando en Trujillo como vigilante en el country Club del Golf.
Cifras en aumento
Esther se quedó callada por un momento, su mirada al vacío nos hacia comprender su dolor, un trago amargo pasó por su garganta, sus manos temblaban de miedo, miedo de recordar lo sucedido, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, se mordía los labios con fuerza, señal de su impotencia de no haber podido hacer algo por su hija.
- Todo paso tan rápido… era como una historia de terror… sólo escuchaba el llanto de mis hijos.
Casos como el de Esther se repiten casi a diario en nuestra ciudad y en todo el país, en lo que va del año las cifras de violaciones a niñas entre 4 a 18 años han aumentado alarmantemente, Entre enero y junio de este año se registraron en el Perú 97 mil 333 casos de violación incluidos maltratos y abuso sexual, informó Norma Rojas, Coordinadora de la Organización Civil Acción por los Niños.
Pero según los números que maneja la Policía Nacional, sólo en el 2004 se registraron 4 mil 600 violaciones a menores de edad, cifra menor a la consignada en el 2003: 4 mil 676 casos. Y en 2002, la cantidad de ultrajes sexuales a menores fue de 4 mil 735, cifra mayor que la registrada en el año posterior.
Esther no podía permaneces despejada, el tormento y el dolor que sentía era como una espada clavada en su alma, lo sucedido la afectó demasiado, nos decíamos mientras escuchábamos horrorizadas su historia.
Pero muchas veces el miedo de las víctimas a denunciar el delito, las condiciones geográficas inaccesibles en muchas zonas de la selva y la sierra, y la presencia nula de entidades del Estado en gran parte del territorio nacional, dificultan un registro que se aproxime a la verdadera dimensión de la criminalidad en nuestro país.
Cuando la delincuencia acecha en Wichanzao
Lamentablemente, este tipo de asaltos y robos, se viven a diario en este asentamiento humano abatido por la delincuencia, en el que cada esquina y la oscuridad de la noche se vuelven cómplices de los asaltos o violaciones, pues se ha convertido en tierra de nadie. Las balas corren y los cuchillos suenan y derraman sangre de víctimas o de los mismos delincuentes que ajustan cuentas entre ellos.
Wichanzao, rodeado por la necesidad, en donde las casas son de esteras, y las puertas de lata o cartón, no sirven como protección por eso a los delincuentes les es fácil entrar a robar. Cada poblador vive día a día bajo el temor y la angustia de ser victimas de los actos más crueles, pues no tienen como protegerse.
La casa de la familia Bazán Méndez no marca la diferencia entre las casas de Wichanzao, la precariedad resalta; las paredes de esteras y la puerta de cartón no significaron esfuerzo alguno para que el delincuente pueda entrar, ni bulla.
Luchita es la vecina que ayudo a las victimas, fuimos en su búsqueda, la encontramos en su casa lavando, pues así se gana la vida.
Al señor se le veía los fines de semana por acá, es un hombre trabajador, bueno; muy preocupado por sus hijos.La necesidad de trabajar lo mantenía lejos de ellos, el trabaja en Trujillo en el country club, de guardián. Son buenas personas. No se porque le ha tenido que suceder esta desgracia, ni siquiera pensar que es un ajuste de cuentas.
Según datos del Instituto Nacional Penitenciario en el mes de enero han sido liberados más de 100 delincuentes. Estos sujetos han sido dejados en libertad por el 8vo. Juzgado Penal que despacha en el mismo penal El Milagro.
Además la delincuencia va en aumento en el 38.66% va en primera fila los asaltos, las drogas, homicidios, prostitución, alcoholismo, violaciones, "pirañitas", violencia familiar, etc. La delincuencia común es, en la percepción de los trujillanos, el principal flagelo de la cuidad. Es hora que se ponga solución.
Terribles Secuelas
Espantoso trauma psicológico difícil de borrar
Toda violación implica un acto ruin contra la voluntad de una persona, más miserable aún cuando se trata de una violación sexual y mucho más repugnante cuando se trata de una menor.
“Ahora temo que mi hija deje de ser la misma niña alegre y estudiosa, la noto más callada, ella no era así, ya nada es igual desde esa noche”.Esther y su hija fueron forzadas a una relación sexual obligada y hoy sufren un espantoso trauma psicológico muy difícil de sacudir.
La violación de una mujer indefensa constituye, a todas luces, un acto abominable, irreparable, e injustificado.Es un impacto que tiene sus tiempos de recuperación, tiempos que dependen de múltiples factores relacionados con la situación psicológica de la víctima antes del suceso y con la reacción y capacidad de contención de su entorno.Los especialistas coinciden en consignar que una característica del primer momento después de la violación, es una gran mezcla de sentimientos entre la culpa y la vergüenza, mezclada con una gran cuota de impotencia.
Las secuelas de una violación no sólo repercuten a las víctimas directamente afectadas, aclaran los expertos. Alcanzan, además, con fuerza a la pareja de Esther, a sus otros hijos, a su entorno social y tiene, a su vez, correlatos en su realidad laboral o escolar en el caso de la pequeña.
Según las estimaciones de los especialistas, entre el 50% y el 70% de las víctimas de violación necesitan recurrir a la psicoterapia. Los psicólogos de los hospitales públicos, Belén y Regional, no tienen capacidad para ofrecer ese tratamiento”, afirma Isabel Botton.Los síntomas pueden ser o no muy notorios, desde que víctima tiende a quedarse paralizada o ingresar en una crisis de llanto incontrolable o de nervios.También se producen los casos en los que se quedan súbitamente sin habla o bien se encuentran como aturdidas o perdidas, sin saber con certeza dónde están o qué les pasó.La recuperación de las víctimas de esta violación no sólo se vincula al esfuerzo de los directamente involucrados, sino que requiere de una toma de conciencia de toda la sociedad en relación a las construcciones de género que aún hoy contribuyen a crear sentimientos de culpa y de vergüenza en las mujeres abusadas.
“Ahora temo que mi hija deje de ser la misma niña alegre y estudiosa, la noto más callada, ella no era así, ya nada es igual desde esa noche”.Esther y su hija fueron forzadas a una relación sexual obligada y hoy sufren un espantoso trauma psicológico muy difícil de sacudir.
La violación de una mujer indefensa constituye, a todas luces, un acto abominable, irreparable, e injustificado.Es un impacto que tiene sus tiempos de recuperación, tiempos que dependen de múltiples factores relacionados con la situación psicológica de la víctima antes del suceso y con la reacción y capacidad de contención de su entorno.Los especialistas coinciden en consignar que una característica del primer momento después de la violación, es una gran mezcla de sentimientos entre la culpa y la vergüenza, mezclada con una gran cuota de impotencia.
Las secuelas de una violación no sólo repercuten a las víctimas directamente afectadas, aclaran los expertos. Alcanzan, además, con fuerza a la pareja de Esther, a sus otros hijos, a su entorno social y tiene, a su vez, correlatos en su realidad laboral o escolar en el caso de la pequeña.
Según las estimaciones de los especialistas, entre el 50% y el 70% de las víctimas de violación necesitan recurrir a la psicoterapia. Los psicólogos de los hospitales públicos, Belén y Regional, no tienen capacidad para ofrecer ese tratamiento”, afirma Isabel Botton.Los síntomas pueden ser o no muy notorios, desde que víctima tiende a quedarse paralizada o ingresar en una crisis de llanto incontrolable o de nervios.También se producen los casos en los que se quedan súbitamente sin habla o bien se encuentran como aturdidas o perdidas, sin saber con certeza dónde están o qué les pasó.La recuperación de las víctimas de esta violación no sólo se vincula al esfuerzo de los directamente involucrados, sino que requiere de una toma de conciencia de toda la sociedad en relación a las construcciones de género que aún hoy contribuyen a crear sentimientos de culpa y de vergüenza en las mujeres abusadas.
Una luz a la salida del túnel
Ahora Isabelita esta siendo trata por un especialista, la familia ha el recibido apoyo de gente buena y solidaria, aunque ellos llevan una herida en el corazón por lo que les tocó vivir, tratan de seguir adelante esperando que se haga justicia. -No queremos que este sea un caso más y se archive, que haya verdadera justicia para nosotras y se encierren a este tipo de hombres que no merecen estar vivos, pues ha dejado graves secuelas en mi familia y sobre todo en mi pequeña hija-
Esta es una historia muy lamentable, que nos dejó muy tristes y con la impotencia de que aún no se allá encontrado a este monstruo que sin ninguna razón de sus actos destruyó la vida de una familia en una noche, donde pobreza y necesidades son los únicos acompañantes así como la esperanza de justicia ante esta dura realidad que les tocó vivir y tratar de seguir adelante.
El reloj ya marcaban las 6 de la tarde, en ese momento solo queríamos marchamos pues a esa hora, es cuando el cielo empieza a oscurecer las calles se vuelven peligrosas, nos despedimos de la familia, un joven nos acompañó a tomar el micro, gracias a Dios llegamos bien a Trujillo, pudimos salir de ese infierno desolado en donde las almas están perdidas, y desamparadas sin ninguna atención de las autoridades.
Autores:
Alvitez León Alexandra
Moreno Plasencia Carolina
Solis Julca Karen
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