
Imagen: Lenny Carnam
-Vieja, que novelas-
-¿Hijito recién te levantas?-
-Se levantó el hombre de esta casa… ¿que hay de desayuno?-
-Quaquer-
Luego de tomar el quaquer, que su madre le había preparado, 5 panes con mermelada y dos con palta salada…¡pobre estómago!. Calín, el Charly de la cuadra, el guapo, se disponía a ver televisión hasta la hora del almuerzo, para después, a las 5pm jugar la pichanguita sagrada de los fines de semana con una “luca” de apuesta.
Pero que tales partidos se jugaba Calín, ¡uy! que destreza, sus 15 años, que bien los aprovecha. Suena el pito que marca el final, final de a dos cajas nomás… ¡sí! 5 x 10 soles.
-Oe y tu Verito-
-En su casa pes, guardadita, como debe ser-
-Esperándote, de seguro jajaja-
-Claro hasta que la saque-
En su casa estaba ella, “guardadita”, pero no haciendo sus tareas. Verónica Karina Cabezas Juárez se encontraba pintando corazones en el Slam de su amiga Meche.
Esos cuadernillos con preguntas de todo tipo que circulan entre los colegiales adolescentes con la única intención de saber el número de chicos o chicas que ya guardan amoríos entre sus cuadernos y cartucheras.
Aquel sábado, como los de siempre, Calín, después de jugarse la pichanguita… con trago incluido, a la casa de Verito, iría, ya que lo esperaba otro partidito.
Pero que habitual la historia ¿verdad? Sólo cuento con un poco de humor lo que ya se sabe que hacen la mayoría de adolescentes colegiales enamorados, en un fin de semana.
Otro fin de semana, sábado 9 de…
Otra, vez sábado… ¡Calín levántate que suena el teléfono y tu madre está en el mercado!
- ¿Alo? (él bosteza)-
- Hola Calín, soy Verónica-
- Que pasa pechocha-
- Es nueve y no me ha bajado la regla-
Impacto profundo. El Charly de la cuadra empezó a temblar y Verito “pinta corazones” no paraba de llorar.
El mundo se ampliaba y se reducía a la vez, ¡pero qué dialéctica! Los dos seguían con los fonos en las manos, sin hablar, sólo sus pensamientos estremecidos, recorrían la línea telefónica… ¡qué poético!

Imagen: Lenny Carnam
La canción …y ¡ahora qué!
¿Calín?, ¿Calín?, ¿Calín?
La historia de siempre: ella
Esta es la historia de tan solo una de las adolescentes que sin buscarlo pasan de dibujar muñequitos en sus cuadernos, a cambiar los pañales a su hijo. Uno de cada 100 niños nacidos en el mundo es hijo de una de ellas y entre las consecuencias está el riesgo de presentar complicaciones a la hora del parto y más adelante, en la salud de su bebé; sin contar claro, con el aspecto emocional, porque la mayoría pierde a sus parejas.
Para nadie es un secreto que el embarazo adolescente es un problema social, porque a menor edad la relación de pareja es muy inestable. Últimos estudios revelan que el 54 por ciento de las adolescentes son abandonadas por sus parejas, incluso desde el momento en el que se enteran del embarazo.
Verónica Cabezas, tenía 15 años y estaba en el cuarto grado de secundaria. Aunque sus padres nunca la castigaron y siempre la escucharon, ella cree que fallaron en algo muy importante: jamás le hablaron sobre sexualidad. Cuando ella se aventuró a tener relaciones sexuales con su enamorado, no sabía cómo usar los métodos anticonceptivos y mucho menos se le pasó por la cabeza exigírselo a su pareja. El colegio de monjas tampoco le ayudó a salir de su ignorancia.
Ella creyó que con un lavado de sus genitales después de cada relación sexual con Calín, estaba a salvo, pero después de que pasaron un par de semanas y el periodo no llegaba, tuvo sospechas. Esperó con paciencia a que las primeras manchas en su ropa interior le dieran la feliz noticia de que aún no sería mamá, pero los senos pesados y el dolor en sus pezones parecían mostrarle lo que ella se negaba a creer.
Tener un hijo es una gran responsabilidad y requiere mucho esfuerzo, afecto y también dinero. Enfrentarse con menos de 20 años a esta noticia es todo un reto. Si hace dos días aún jugabas con muñecas, ahora tendrás que preocuparte de comprárselas a tu hijo. El primer paso es aceptarlo y decidir qué hacer. Una vez tomada la decisión (nada fácil) viene el momento de comunicárselo a la familia y amigos. Unos pensarán que estás loca por tener un hijo tan pronto, otros te compadecerán, pero la mayoría te apoyará y ayudará en todo lo necesario.
Gente como uno
Alrededor de 18.000 menores de 19 años se quedan embarazadas cada año en Perú. Esta abultada cifra no debería extrañarnos como el otro dato, referente al uso de anticonceptivos, facilitado por el Ministerio de Salud: del 25% de adolescentes de entre 15 y 17 años que reconoce tener relaciones sexuales, sólo el 12,7% asegura que utiliza algún método anticonceptivo. La edad de inicio de las relaciones sexuales entre los jóvenes peruanos se sitúa, de promedio, en torno a los 16 años para los chicos y los 15 para las chicas.
“Al enterarme de que estaba embarazada, tuve una mezcla de sentimientos y durante los primeros días un torbellino de sensaciones, pensamientos… una locura. Al principio me parecía mentira, que no podía ser, pero cuando terminé por aceptarlo lo primero que sentí fue vértigo, ni siquiera yo había terminado de crecer y madurar e iba a tener que cuidar y enseñar a mi bebé... pero paulatinamente te vas sintiendo más segura y capaz, supongo que es instinto maternal, aunque cuando tomas la decisión de seguir adelante a tu alrededor unos dicen que es un error, que vas a destrozarte la vida, otros que eres muy valiente… no sabes qué pensar. Pero al final tomé la mejor decisión de mi vida, y no me he arrepentido un solo instante de ella”.
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