¿Femineidad o Ingeniosa mentira?

El género femenino ha sido oprimido desde tiempos
inmemoriales.



Por: Karina Bocanegra Salcedo y Melina Velásquez Oliva





A veces miro en el espejo del tiempo y creo divisar claramente el ocaso de mi vida universitaria.
No es mala.
Tampoco es buena.
La universidad no es mala ni buena.
Pero sí absurda dentro lo negativamente absurdo.
Eso no la convierte en mala.
Después de todo, ¿Qué es malo?
¿Qué significa malo?
Algo que trae consecuencias dañinas para una persona o un grupo de personas.
Y ¿Qué es dañino?
¿El infierno?
¿No rezar antes de comer?
¿No dar la otra mejilla cuando nos agreden?
¿No ser respetuosa de las normas?
El otro día vi en el periódico, en la sección de moda, una joven que vestía un polo con las palabras: "Harta de ser buena", impresas en el pecho.
¡Pobre chica mala! Seguro va a ir al infierno por haberse hartado de ser buena. Seguro era una chica muy independiente, segura, a la cual le importaba un comino el qué dirán si no es femenina, si practica box, si estudia Ingeniería mecánica o si tiene más músculos que un varón. Que si no le gusta vestir, caminar, hablar como le dicen que debe hacer una señorita, no lo hace. No tiene miedo de decir lo que piensa, aunque duela y exaspere. Aunque les joda.
Seguro era una chica tan extremadamente buena, que ponía en ridículo a cada granuja que intentaba seducirla con palabras insultantes o estúpidamente rebuscadas.
Eso es lo que llamo ser buena.
Ah pero aquí viene el gran conflicto, la gran polémica, el gran dilema.
He cometido el error de describir lo que a mi punto de vista le da la gana.
Ser buena, desde mi óptica, es esto: Ser LIBRE.
Pero para la sociedad, ser buena, es ser ESTUPIDA.
Aquí cabria hacer algunas anotaciones de lo que significa ser estúpida para la sociedad y para mí.
Por ejemplo, para mí, ser estúpida es dejar que las barreras sociales contribuyan a que me violen sexualmente.
Para la sociedad, ser estúpida es denunciar a quien me haya violado.
He allí la gran diferencia.
"Harta de ser buena"
Lamentablemente mis opiniones, muy particulares, equivalen a un gritito en medio de las gigantescas directrices de la masa.
Por lo tanto, desde la concepción masiva, esta chica ha debido ser buena en todo el sentido de la palabra.
Esto es: insegura de no ser lo suficientemente delgada como le exigen que sea. Insegura de no ser lo suficientemente bella como le dicen y susurran todo el tiempo. Preocupada de ser delicada y graciosa ante el sexo opuesto. Siempre atenta y servicial, siempre sonriente. Prudente al momento de expresar sus opiniones y asegurarse de dejar bien en claro que las señoritas son sentimentales y los hombrecitos racionales. Asegurarse de elegir una carrera femenina, como Educación Inicial, Enfermería o Idiomas. Matricularse en cursos de modelaje, Arte de ser mujer y demás chucherías domésticas.
"Harta de ser buena", en el contexto de las masas, significa dejar atrás estos patrones de género y regir la vida de una con nuestras propias reglas.
Sin embargo, suena denigrante.
¿Alguien puso una pistola en la sien de esta chica y le dijo: "Si no eres delgada te mato"?
¿Alguien puso una pistola en la sien de esta chica y le dijo: "Si no cumples tu rol de mujer débil te mato"?
Por supuesto que no.
Es triste ver como las chicas y adultas han dejado que sus vidas sean gobernadas por el resto de anónimos parlantes.
Es triste ver como el catolicismo contribuye a esta desgracia.
La religión es el gran rey de la mentira.
La religión te dice: si no haces esto o lo otro, irás al infierno.
Sutil manera de controlar nuestras vidas a su antojo.
Lo cierto es, que sí necesitamos una noción de lo que es perjudicial y lo que no.
Es claro que matar a un ser humano viola su derecho natural a la vida.
Es claro que violar a un ser humano viola su derecho natural a ser digno.
Es claro que apropiarse de las pertenencias de un ser humano sin su consentimiento viola su derecho inalienable de decidir sobre él y lo que ha adquirido.
Nosotras sí necesitamos que nos pongan en claro estas normas desde la infancia.
Nosotras NO necesitamos que nos impongan una manera de ser y expresarse.
Nosotras NO necesitamos que nos enseñen a subordinarnos al varón.
Nosotras NO necesitamos que nos hagan creer que fuimos las causantes de la perdición de la humanidad.
Nosotras NO necesitamos que nos enseñen que el servir y tener hijos es la clave de la felicidad.
El tener hijos es una virtud que la Diosa nos regalo. Digo DIOSA, porque alguien que ha creado un ser humano con tanto potencial como nosotras, tiene que ser mujer.
Podemos decidir ver crecer vida en nuestras entrañas, y podemos decidir avocarnos a nosotras y a cambiar el mundo, sin necesidad de ser madres.
Ser madre es algo incomparable, para quien se compromete a sacrificar su vida por ese pequeño ser.
O está la otra opción: No ser madre. Y tener como única preocupación a nosotras y nuestros deseos.
Ambas opciones son perfectamente naturales y válidas.
La DIOSA quiso dárnoslas porque sabía bien que cada una de nosotras tiene un temperamento distinto, y nos dio la oportunidad de ELEGIR.
Si la sociedad te dice que las mujercitas cocinan y los hombrecitos trabajan, escúchala, analízala y bota a la basura lo que crees que es absurdo e injusto.
Las mujeres tienen el mundo a sus pies, y es triste, que teniendo todas las cartas ganadoras del juego de la vida, pierdan la partida.
Llegará el día en que la frase "harta de ser buena" no pase de significar, no sólo para mí, sino para todas las mujeres del mundo, un simple de chiste sobre lo extraordinarias que somos.

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