La Historia Sin Fin

Mientras la vida de la gente común y corriente transcurre con sus alegrías y desventuras en el ámbito político; una nueva historia es puesta en escena. ¿Quiénes la protagonizan?, los indicados, pues, parecen ser: el alcalde de la cuidad de Trujillo, Cesar Acuña Peralta y la Secretaria General del APRA, Miriam Pilco Deza.
La historia tuvo su punto de partida cuando Acuña empezó a visitar los territorios vecinales en vísperas de las elecciones próximas para elegir nuevas autoridades (vecinales). Visitas con bombos y platillos, uno que otro mariachi, peñas o conjuntos musicales conformaban su repertorio.
Un personaje de pequeña estatura y caminar firme, no se amilana ante sus detractores. Cual niño feliz cuando recibe un regalo (ésos de navidad o cualesquiera), así Acuña mostraba la alegría desbordada cuando los vecinos salían a aplaudir y aclamar su llegada. Ante tal cuadro, aparece en escena la “Dama de Hierro”, Miriam Pilco, quien muestra su enfado ante las cámaras y micrófonos cuyos dueños esperan ansiosos una declaración picante o colorida, que amerite ser primera plana del diario o la noticia del día. Por cierto, Pilco frunce su ceño mientras explica a los periodistas las razones por las que acusa al Magíster de proselitismo, haciendo más notorias las líneas de expresión de su rostro.
Se pone de pie, vistiendo un traje verde y con una voz que destila su fuerte carácter dice: “El proceso electoral de las juntas vecinales se han convertido en un circo”. No flameaba un pañuelo blanco, su posición frente a las “visitas del magíster”-léase alcalde-, según ella, no tenía nada que ver con la estrella que ilumina su vida: la estrella aprista.
Menos exaltada, con los flashes que le caían indiscriminadamente a la cara argumentó su denuncia. Sucede que al comenzar la semana, Pilco decidió ir a visitar a un familiar que estaba enfermo de Gripe, víctima del frío que aqueja a la cuidad de Trujillo. Cuando se encontraba en el cruce de las calles Tunante y Francisco Sandoval en el distrito de Palermo divisó un tumulto de personas que con alboroto, ahínco y fervor seguían a un personaje presuntamente de pequeña estatura porque no se alcanzaba a verle ni un pelo. Las personas seguían su recorrido por aquel lugar y aplaudían eufóricamente mientras lanzaban vivas para aquel personaje que Pilco no demoró en descubrirle la identidad.
Por casualidades de la vida, justamente a pocos metros de donde Acuña hacía su recorrido, se encuentra la casa de una de una de las candidatas de su partido. Pilco se exalta y se muestra indignada ante el comportamiento del Alcalde, además pide que se investigue el uso de los recursos municipales con la intervención del Ministerio Público y La Defensoría Del Pueblo.
Nuestro Burgomaestre, defendiéndose de las acusaciones de la “Dama de Hierro”, se sienta en el sillón Municipal complacido de que una vez más será la noticia del día y argumenta: “Pues el pueblo me ha escogido no para estar en el sillón Municipal, sino para estar cerca de ellos y trabajar resolviendo necesidades”.
Pilco y Acuña, dos protagonistas polémicos por sus múltiples desavenencias, dan inicio a una historia más de nuestra política trujillana. ¿Tendrá un final feliz?, ¿Se que darán juntos? Quién sabe, pero no olvide estar atento a un capítulo más, que de seguro pronostica mas portadas aparentes.

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