LA INCERTIDUMBRE POR LOS QUE SE VAN.

¿SEGUIREMOS VIENDO PARTIR A LOS NUESTROS?

Hace ya tiempo que la bodeguita ubicada estratégicamente a dos cuadras de la cancha de fulbito en Covicorti, no ofrece los enseres necesarios que cualquier ama de casa requiere para salir del apuro, cuando se levantó tarde, o cuando ocupándose de las vidas ajenas se demoró más de la cuenta en casa de la vecina, la leche, el pan, el café para el desayuno; el pollo, el arroz, las especias para el guiso son historia de otro tiempo.

“Para que voy a seguir vendiendo esas cosas si los precios se han disparado y mas es el esfuerzo que la ganancia” dice Martin ahogándose en el humo de su infaltable Next (cigarrillos de marca argentina) que mas los compra por vicio que por rentables.

Marina, su mujer, quien le dio dos bien parecidos retoños, hace ya dos angustiosos años que partió para ese también país sudamericano llamado Chile. Si, ni más ni menos, ella se gana la vida como fisioterapeuta y a juzgar por las remesas enviadas mensualmente no le va mal.
Como Marina muchos paisanos han emigrado a distintos países, según nuestro canciller, José Antonio García Belaúnde, hay cerca de dos millones de peruanos que viven en el extranjero. Una encuesta, realizada por la Universidad Católica en Lima, revela que el 57% de los peruanos tienen intención de emigrar. Un total de 293.928 peruanos que viajaron al exterior de enero a septiembre se abstuvieron de regresar, el saldo de los viajeros que regresan es casi mínimo, y los que decidieron quedarse en el exterior representa un crecimiento de 7,5 cada año hasta la fecha.

La separación familiar es una penosa consecuencia, así nuestra paisana se fue con la justa esperanza que el padre de Fernandito y Martin Junior administrara decentemente el negocio.
-Martin, unas rubias bien “helenas”, vocifera el gordo, con el polo mojado de sudor en el hombro, exhibiendo su amorfa panza.
-Como no hermano, todas están “al polo”.
-Música maestro – reclama muy eufórico “el profe” Jhon.

Bajo el toldo azul, con unas escasas cuatro mesas pero ocupadas eso si, Suena el disco de moda, claro no podría ser otro, (el grupo 5 pues) mientras Martin, taciturno reflexiona como de un ocupado ingeniero químico pasó a ser padre y madre de sus hijos, ama de casa, bodeguero y finalmente cantinero en la cochera de su propia casa

La falta de trabajo, de oportunidades necesarias para subsistir y poder salir adelante, la insatisfacción al percibir que la evolución de los ingresos y necesidades no mejora, el incentivo de migrar hacia un país con mejor distribución de ingresos, la oportunidad de estudiar, el ingreso nacional per cápita que presenta la diferencia de salarios entre el Perú y los países de destino, la inestabilidad laboral y económica.

Para Martin estas causas existían pero nunca pensó que pudieran alcanzarle pues su situación económica era aceptable, tenían una casa, un Volkswagen que a pesar de su antigüedad jamás los dejaba a mitad de camino, y una bodega que si bien no se vendía como en Metro había de donde jalar para gastos cotidianos. Mejor agradecido con la Divina Providencia no podía estar, pero de pronto sucedió. Todo estará bien encontrarás otro trabajo, tu eres un buen ingeniero, yo puedo trabajar no te angusties lo consolaba su mujer…tengo una amiga en Chile… porque permití que se fuera. En medio de estas tristes cavilaciones lo trae de vuelta a “La Tranquera” la voz aguardentosa de alguien.

-Que pasa compadre ven acompáñanos, no hay mejor remedio para las penas que un buen trago. Dice el gordo depositando una colilla en un vaso lleno de sobrantes y cenizas. Pipo como lo llaman sus amigos siente el cosquilleo del licor en su garganta, mientras sus secuaces celebran que se haya aunado al grupo.

Una, dos, tres botellas, cajas, humo, otro next, un piqueo quizás. Muchas tardes como estas prolongadas hasta la medianoche son habituales después del partidito de futbol en la otrora tranquila bodega “Nandito”.

Martin se levanta confundido ya no hay nadie, todo está en silencio, siente como si le hubieran dado una paliza, y una pesadez tan grande en la cabeza como si cargara con todos los pecados de la humanidad, esta aturdido no sabe si es verdad o soñó que Marina regresó, estaba linda, quiso abrazarla pero no, ella le sonrió y se esfumó, abre bien los ojos pensando en que hoy otra vez no tendrá más compañera que la soledad.

El Perú, el presidente, el gobierno debería preocuparse más por sus ciudadanos, ofrecer condiciones para no pensar en emigrar, tentar a los que ya se fueron para que regresen. No esperemos solo las remesas que por cierto en el año 2006 fueron de más de 2.000 millones de dólares, cifra similar en el 2007convirtiéndose los giros en el segundo mayor generador de divisas después de la minería, esperemos también a nuestros compatriotas que como Marina sueñan con regresar algún día.

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