http://farm2.static.flickr.com/1376/880952729_b09449b0c5.jpg?v=0
Ribeyro tenía razón, a los franceses se les reconoce con el olfato. El que deambula frente a mi banca no es la excepción. La solícita y babeante policía de turismo que lo acompaña lo obliga a hacer uso de su diccionario francés-español. Mis ojos confirman lo que para mi olfato es un hecho. De pronto entran en la escena una mujer y sus dos hijos, quienes sin el menor reparo olfativo solicitan mediante señas una foto con el oloroso francés. ¿Quién dijo ver para creer? Mientras me alejo a seguir mi recorrido por la Plaza siento las primeras arcadas de la noche. Lo nauseabundo de la escena no era el aroma del francés (no solamente) sino la baba que pendía de las bocas de sus ocasionales súbditos. Me pregunto ¿después de una larga faena le rogarán ala empleada de su hogar que acceda a tomarse la fotito del recuerdo?
Como a traídas por mis pensamientos, un grupo de risueñas jovencitas pasan junto a mí. El maquillaje cargado intenta disimular seis días de intenso trabajo en un hogar que no es el suyo. Las llaman empleadas del hogar, bueno a decir verdad presumo que lo son. Para salir de dudas me acerco y les pregunto por una calle cercana. Se miran entre ellas, se codean, luego la más desinhibida responde que no conocen, que ninguna de ellas es de Trujillo, sólo saben qué micro tomar y cómo llegar a la Plaza de Armas porque eso lo hacen cada domingo. Es duro el trabajo digo a manera de respuesta, y la misma voz responde que sí, sobre todo si se trabaja “cama adentro” como ella y sus compañeras, sólo queda el domingo por la tarde para relajarse. Les doy las gracias y me despido. Siempre es bueno ver caras soñadoras, te devuelven la fe que otras te quitan.
Llevo apenas seis minutos en una Plaza de armas que creía conocer mejor que ninguna otra; sin embargo me doy cuenta que nunca la conocí realmente. Sin duda esta plaza es mucho más que una descomunal estatua de la Libertad, o que unos extensos jardines multicolor. Quien llega aquí y no ve estas escenas no ha visto nada. El verdadero turismo es el que permite conocer y entender las particularidades de cada grupo humano.
Diviso figuras danzando al ritmo de panderetas y cajón. Son un grupo de católicos carismáticos, según leo en la pancarta que agitan frenéticamente. De pronto una cara conocida. Entre los fervorosos y animados jóvenes sobresale uno, el líder, el más carismático de todos. Su rostro me provoca las segundas arcadas de la noche. Es el mismo que una noche parecida esta vi echando de la Catedral a un menesteroso, mientras en sus labios se dibujaba un rictus de asco. Por lo visto en nuestra céntrica plaza también hay especio para la hipocresía.
Pero también hay espacio para quehaceres más gratificantes, para el arte por ejemplo. Sólo a un par de metros un retratista inmortaliza la belleza femenina a los quince años. Otra vez esa cara de soñador me dice que esta noche vale la pena. Hace falta ser soñador y sobre todo valiente para ganarse la vida haciendo lo que a uno le gusta. Así es aquel hombre que con paciencia arma los aretes y collares que harán más bella a la quinceañera del retrato, o a la gitana que también tiene un espacio en este gran parque, porque después de todo, a quién no le inquieta su futuro. Eso lo sabe muy bien el quiromántico que sólo a unos pasos baraja sus naipes como quien baraja el destino de la mandad.
Según mi reloj no llevo más de media hora dando vueltas por esta gran manzana; pero ha sido suficiente para confirmar que es la primera vez que empiezo a conocerla. Mes es imposible contar cada escena que presencié, como la del enamorado rogando por convertirse en el novio, o la de la vendedora que perdió una galleta por culpa del sueño (ella no lo sabe). Para los incrédulos queda el “ver para creer”, por esta noche para mí ha sido suficiente. ¡Conozca su Plaza de armas primero!
Luz Merly y el videoclip de "Por un mañana mejor"
-
La cantante peruana Luz Merly nos entrega una canción llena de esperanza y
que compartimos aquí en Trujilloteve
0 comentarios:
Publicar un comentario