Sorteo De Módulos Y Derecho A La Vivienda


En cuanto a los pobres incautos que aportaron al Fondo Nacional de Vivienda- alias Fonavi- el Premier dijo esta mañana que la indemnización será colectiva y no individual. Bueno, sencillamente, pensamos que este dictamen unilateral no corresponde a la expectativa de la ciudadanía-¡qué duda cabe¡- ni tampoco parece recomponer la imagen del gobierno. Recordemos que tiempo atrás, cuando esta discusión cobraba más y más fuerza, gracias al empeño de los aportantes estafados, no sólo los voceros del gobierno sino cierta prensa proclamaban la imposibilidad de pensar en una indemnización porque el Estado carecía de ese dinero, que podría desfalcarlo, que no era real la cifra de demandantes y un larguísimo etcétera.

Luego, se admitió que existían recursos públicos que podrían servir a la indemnización. El Referéndum había logrado su primera batalla. Y ahora, nos quedamos con los crespos hechos cuando vemos a don Jorge Del Castillo declarando que la añorada indemnización se hará en forma colectiva. ¿Qué implica esto para nuestros aportantes trujillanos?

Las reparaciones colectivas se entienden en el Perú como la entienden los alcaldes cuando les dicen “obras”. Es decir, una canchita, un parque nuevo con guardianes y jardineros, un colegio -¿con carpetas? Ahora también se dice que se emplearía en construir módulos multifamiliares, como los que vemos aquí en zonas como Covirt, Monserrate o en la Urbanización El Bosque. Al menos se invertiría en algo del proyecto original. Sin embargo, luego se dice que los módulos serían entregados según un sistema de sorteo. Ello significaría que habrá ganadores y perdedores; es decir, familias que duerman bajo un techo y familias que deberán esperar un poco más a que la caridad del Estado se acuerde de ellos.

Esta medida peca, por un lado, de inconstitucional por negra el derecho a una vivienda a quien aportó durante muchos años para conseguirla. Y es que el derecho a la propiedad no es gratis, si hablamos de las clases trabajadoras o marginales, pero es mucho menos operante cuando es el mismo Estado quien arrebata a las personas sin blasón ni cargo las ilusiones de un sueño tranquilo, condenándolos a una vida en extremo precaria y en constante riesgo. Ojalá no llueva en estos días porque la estadística de resfriados aumentará, cuando no la de los niños con pulmonía.

Y por otro lado, esta medida, peca de idiota. El Estado ha creído que el sistema de aportes al Fonavi paralizaría ciertos aspectos de la lucha de clases mediante la posibilidad de acceso por parte de la clase obrera a la propiedad, como son las invasiones, la formación de asentamientos humanos sin servicios básicos, etc. Sin embargo, el hecho del robo de ese fondo y la táctica de reparación colectiva con sorteo ha reavivado la vieja contienda y ahora es la gobernabilidad la que se hace el harakiri.

Para muchos, podrá sonar exagerado el último párrafo. No importa, mucho en realidad. Importa sí la opinión que sobre el particular cado damos y el hecho cierto que no sólo es una opinión o una perspectiva, sino una declaración, aún insuficiente, sobre este dilema que pone en juego muchas cabezas. Además, es una reflexión sobre esta circunstancia que no sólo versa sobre cosas y aportes desconocidos; también pasa por el tema del reconocimiento del valor de las personas y sus derechos, constitucionalmente vigentes, en blanco y negro; pero sin ningún soporte fáctico que acredite que los mismos mecanismos de poder respeten sus propios estatutos. Si algún mérito ha tenido el gobierno y su política discriminatoria es que ha promulgado la idiotez y el strip tease como ley y, en consecuencia, se desnuda a sí misma frente a todos.





Kolumna Vertebral

Neida
Verrod

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