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El Centro histórico de la ciudad de Trujillo es embellecido por las diversas casonas que han sido conservadas hasta estos días como patrimonio cultural; éstas son la cara de presentación de quienes nos visitan.
Sin embargo, pocas personas saben que en el mismo centro de la ciudad, la pobreza esta presente en algunos callejones denominados “quintas”, en donde habitan más de ochocientas personas que logran sobrevivir día a día con una serie de limitaciones que les producen angustias y un sin número de necesidades.
Al transitar por las quintas del centro histórico, es muy común observar solo a gente que lo único que posee es “esperanza”, acompañada de carencias y tristezas.
En la quinta de la Virgen de la Puerta ubicada en el Girón La Independencia 241, en donde todas las mañanas cincuenta personas entre estudiantes, niños y comerciantes se riñen por ingresar a las dos únicas duchas que poseen en sus aposentos. Los que no logran llegar se limitan a darse una lavada en el único caño que hay en el callejón.
Consuelo Avalos vive ahí desde hace 10 años. Ella realiza sus necesidades fisiológicas en un bacín y luego bota los excrementos en la acequia que ella llama desagüe, las demás familias hacen lo mismo todos los días sonriendo así a la adversidad en que habitan.
Gran parte de la pobreza en Trujillo, se concentra en el mismo centro histórico; aquellas llamadas quintas, son el reflejo del lado triste y olvidado de nuestra ciudad; la parte de Trujillo que no ha recibido la oportuna ayuda de nuestra autoridades, y la cual necesita la mejor de las colaboraciones para que todo mejore para esta pobre gente que no puede seguir viviendo así.
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