Crónica de un encuentro familiar

"Hago de su conocimiento que nuestro presidente dormía de 3 a 5 a.m."
Vladimiro Montesinos Torres
Caricatura: Diario El Comercio Perú

Después de ocho años, Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori volvieron a verse frente a frente, pero esta vez dentro de una sala judicial.

La ambición por el poder fue el fundamento de la simbiosis que existió entre Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Esta relación estuvo amparada en la imperiosa dependencia que ambos asumían: por un lado Fujimori necesitaba que alguien le solucione los problemas, sea como sea, el asunto era solucionarlos; en el otro punto se encontraba Montesinos, quien disfrutaba del oscuro poder con el que alimentaba su maquiavélico y enfermizo ego.

Saúl Peña en su obra “Psicoanálisis de la Corrupción” llama a estos personajes "gemelos univitelinos con mentes decididas a apropiarse de todo". Esta afirmación no parece alejarse de la realidad, puesto que a primera vista los gemelos univitelinos parecen idénticos, pero muchos de éstos muestran diferencias físicas o incluso diferente susceptibilidad a ciertas enfermedades, como por ejemplo la enfermedad llamada PODER.

Ensayo esta analogía no sólo para marcar diferencias, sino también para atender a patrones de conducta que explican el vínculo sólido y cercano entre quienes por más de una década dirigieron nuestro país, escribo ‘dirigieron’ teniendo como referencia un hecho comprobado: la participación de Vladimiro Montesinos en las decisiones y políticas del estado peruano durante el gobierno del ex presidente Alberto Fujimori.

Luego de huir del país al ser expuestos ante mundo entero los múltiples actos de corrupción de su gobierno, ambos se vieron cara a cara otra vez luego de ocho años. Paradójicamente estaban sentados frente a frente dentro de las instalaciones de una fría sala judicial, a escasos 5 metros de distancia y siendo observados por las decenas de familiares de las víctimas de Barrios Altos y la Cantuta.

¡A LOS AÑOS! HERMANO

“Soy subordinado del señor presidente Alberto Fujimori”, fue la respuesta con la que Vladimiro Montesinos levantó el telón y dio inicio a la función número 76 del juicio por violación a los derechos humanos que se le sigue al ex presidente Fujimori y que incluye como protagonistas a nuestras más selectas personalidades jurídicas que poco pudieron hacer frente a la cínica verborrea del ex asesor presidencial.

Lunes 30/07/08, pasado las 6:30 a.m., el ‘Doc’ ingresó a la sede judicial de la Dirección de Operaciones Especiales de la PNP (DIROES) en Ate Vitarte. Elegantemente vestido, llevaba puesto un traje plomo, camisa blanca y corbata azul con detalles celestes.

9:00 de la mañana. Los flashes de las cámaras fotográficas prendieron fuego. Vladimiro Montesinos pisó la sala judicial e hizo una primera revisión panorámica del escenario, la que complementó con una venia hacia Fujimori y, de esta manera, dejó en claro desde su génesis el sentido que intentaría darle al interrogatorio.

"El presidente Fujimori no tiene responsabilidad en los hechos materiales de este proceso", expresó el ex asesor presidencial, y aunque la fiscalía advirtió durante la semana un posible pacto de no agresión entre Montesinos y Fujimori, para propios y extraños fue sorpresiva esta declaración. Pocos auguraban la postula ofensiva del ‘Doc’, quien, ante el primer descuido de la sala, imponía el ritmo a seguir en el interrogatorio.

Cabe señalar que Montesinos en su calidad de testigo paralelo –también tiene un proceso abierto- tenía la facultad de no responder a preguntas que él considere atenten contra el secreto profesional, en su calidad de abogado, ni a interrogantes vinculadas a materias de secreto de estado o labores de inteligencia.

Durante la audiencia el ex asesor presidencial expresó: "Yo no voy a hablar nada de inteligencia... No me van a sacar a mí ninguna letra".

Pasaron los minutos y los ataques de Montesinos se fueron endureciendo. Las esporádicas llamadas de atención de la Presidencia de la Sala no opacaron la intensión de generar confusión y exacerbar los ánimos de la Fiscal Supremo, José Peláez Bardales, quien tenía por objetivo demostrar el tipo de relación entre Fujimori y Montesinos.

SALAME PICANTE

Luego de desenvainar la espada y dirigir sus ataques contra los generales que fueron parte del gobierno de la década pasada, el ex asesor presidencial aprovechó para desacreditar a Máximo San Román, ex Vicepresidente de la República y testigo clave en el proceso a Alberto Fujimori.

"El señor (Máximo) San Román era el encargado de servir salame y café para el presidente Fujimori. Ese era su trabajo porque su cerebro no daba para más".

Posteriormente, calificó de "apócrifos" los documentos probatorios que presentó el fiscal sobre la lucha contra el terrorismo. Montesinos se dio tiempo para intercambiar gestos y sonrisas de complicidad con Fujimori, en clara muestra del lazo de amistad y compadrazgo que aún los une.

Las preguntas del fiscal Peláez continuaron mientras Montesinos mantenía su actitud desafiante y agresiva. En determinados momentos elevó el tono de su voz, tratando de controlar el escenario, incluso respondiendo con ironía al fiscal o desacreditando sus preguntas.

AUTOGOL ILÍCITO

Continuó la rueda de preguntas y las selectivas respuestas del ‘Doc’; sin embargo, por fin la fiscalía se ‘hizo una’. Montesinos respondió con un categórico "sí" al fiscal supremo, José Peláez, cuando éste le preguntó: "¿Quiere usted decir que por razones de Estado se pueden cometer delitos?, en mención al caso de interceptación telefónica en 1992.

Justificó su respuesta en una estrategia estadounidense de 1981 contra la revolución sandinista en Nicaragua, donde se usó de manera ilícita armas traídas desde Irán.

"Perú no es una isla y si la primera potencia en época de bipolaridad tomó esa decisión ¿por qué no lo podía tomar el Perú para solucionar el problema de Sendero Luminoso y el MRTA?", fue la declaración que a modo de justificación ensayó el ex asesor. También reveló que los militares peruanos han hecho interceptaciones telefónicas desde 1973.

Esto no quedó ahí. Montesinos apuró su comentario y dirigió sus dardos contra el fiscal Andrés Avelino Guillén. De esta forma reveló su relación con el entonces Fiscal de la Nación, Pedro Mendez Jurado, y el fiscal Avelino Guillén, con quienes elaboró un dictamen que libra al entonces mayor (EP) Roberto Huamán Azcurra y a Edwin Díaz Zevallos, procesados en el Primer Juzgado Penal de la Corte Superior de Lima por realizar interceptaciones telefónicas.

"No fue de buena gana, fue intencionalmente por razones de Estado y en coordinación y con pleno conocimiento del fiscal Andrés Avelino Guillén y el fiscal de la Nación Pedro Mendez Jurado… entre los tres hicimos el dictamen que hoy se los entrego", sentenció el ex asesor ante la interrogante del fiscal Peláez sobre si recibió dicha investigación sin realizar una observación.

SILENCIO DE DOBLE FILO

Pasadas las tres horas de interrogatorio, Vladimiro Montesinos decidió no declarar más en el juicio contra el ex presidente Alberto Fujimori. El ex asesor justificó su decisión, argumentando que tiene un proceso paralelo en la Base Naval del Callao y que, a raíz de las interrogantes del fiscal Peláez, su participación en el juicio al ex presidente podrían perjudicarlo.

Esta decisión sorprendió a todos, ya que al no haber anunciado al principio de la sesión que guardaría silencio, debería haber seguido respondiendo a las preguntas que la Fiscalía le había elaborado.

César San Martín, Presidente de la Sala Penal Especial, evidenció su "disconformidad y malestar" por la actitud condicionante del ex asesor presidencial, aunque reconoció el derecho del testigo a no seguir testificando.

Para César Nakazaki, abogado de Alberto Fujimori, poco o nada puede servir el testimonio de Vladimiro Montesinos, que a pesar de haber tenido un sentido enérgico sobre la inocencia del ex presidente en los cargos que se le imputan, no tendrán el valor legal que se esperaba.

"El testimonio de Montesinos, desde el punto de vista de la defensa, iba muy bien. Todo el mundo ha criticado la actuación del fiscal, o sea que lo iba haciendo leña. Entonces la proyección era que, si podía hacer leña al fiscal, también podía hacer leña a la parte civil y pensé que iba a reforzar el testimonio del general Julio Salazar Monroe (quien se negó a incriminar al ex presidente)", explicó Nakazaki.

Minutos después de la 1 p.m. la función culminó. El protagonista del show, Montesinos Torres, se retiró de la sala sin perder la oportunidad de despedirse, a través de un guiño, de Alberto Fujimori.

La estrategia fue clara. Montesinos acudió a la Primera Sala Penal Especial, ubicada en la sede de la DIROES, para limpiar al ex presidente Fujimori y de esta manera limpiarse así mismo. Desprestigiar a futuros testigos, desacreditar y ridiculizar a los fiscales, crear mitos alrededor del ex presidente y el demostrar que pudo hacer que una sala judicial se convierta en su chacra fue el mensaje que Montesinos nos dejó a todos.

Es indiscutible la vinculación entre ambos, pero si la investigación apunta a una responsabilidad interna dentro del comando militar totalmente aislada a políticas de gobierno, es posible que tanto ex presidente como ex asesor puedan librarse de los cargos contra violación de derechos humanos. Al final las sonrisas y los gestos hablaron por sí solos. ¿Alguien perdió? No señores, de una forma u otra ambos ganaron, y mucho.

Por: Franco A. Larios Martínez

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