Historia Mundial de la Infamia: No es un ensayo sobre Borges

Por: Karina Bocanegra, Carmen Ponce, Melina Velásquez.











Mary Wollstonecraft. Autora de "Vindicación de los derechos de la Mujer".







Pienso que no es posible analizar la condición de la mujer en el Siglo XXI sin tener en cuenta los ilegibles trazos de la Historia. Digo ilegibles, porque lo que aprendimos en las escuelas y universidades son recopilaciones inexactas y de segunda mano. Sin embargo no se puede negar la importancia de los escritos de diversos autores. Darse cuenta de que nada es absoluto, incluyendo este mismo supuesto, es abrir las fauces que guiarán a los resquicios de la verdad y sus variantes. Aquí cabe anotar las oscilaciones de lo objetivo y subjetivo. Hay una verdad que se aplica al abogado mediocre y una muy distinta para la empresaria de las altas esferas. Diferentes tipos de verdad para cada tipo de realidad. No se puede cambiar el orden social, los roles de conducta aprendida, el racismo y discriminación a partir de un punto de vista parcial y sesgado. No se puede permitir que el fragor y el apasionamiento propios de la lucha por un ideal revolucionario queden envueltos en la pesada cortina de lo subjetivo. Hace falta entonces, por motivos intrínsecos, dar una ojeada a las páginas históricas que no se mencionan en el colegio y muy poco en la Universidad: La Historia de la Mujeres.
No será éste una aburrida lección de cómo memorizar fechas y nombres y batallas. No será una versión oficial de quien ha ganado la guerra, pues es claro que el indubitable triunfo le pertenece al perfecto sistema patriarcal. Aquel viejo amigo que hace veinte siglos hizo de las mujeres sus esclavas. El Dios todopoderoso que ha gobernado el tiempo, el sol, el mundo.
Pero no quiero que él sea el tema a tratar.
Hablaré de Mary Wollstonecraft y su “Vindicación de los Derechos de la Mujer”1. Diré que esta notable dama, habiendo sido educada allá por 1791, vio lo inaudito de su condición social. Alegó que las mujeres tienen el derecho inalienable de participar en la vida política, a una plena ciudadanía, a ser independientes y a ser educadas para desarrollarse plenamente como seres humanos. Y no lo dijo nada mal, teniendo en cuenta que vivió observando como la autoridad, la libertad y la razón eran exclusivamente masculinos (irónicamente). A partir de aquí empiezan a formarse movimientos sociales a favor de los derechos naturales de la mujer. Sí, estólido y vergonzante, se empieza a luchar por evidenciar lo evidente. De eso se trata la Historia Mundial de Infamia. ¿Cómo es posible que hayan tenido que luchar, morir y esperar veinte siglos para convencer a todos que son personas?


Decir la verdad nunca ha sido una fragancia de rosas, hace falta mirarla de frente y no tener miedo de apuñalarla. No fue sino gracias a Alice Paul que hoy las mujeres tenemos la potestad de elegir a nuestra presidenta (y que hemos desaprovechado, trágicamente en estas últimas elecciones generales), en toda América.
En 1921, las mujeres norteamericanas asumieron este derecho que desde siempre les fue inherente. Luego les siguieron Canadá, Brasil, México, Argentina, Chile y demás países latinos. En el Perú no pudimos votar sino hasta 1955. Sí, nuevamente el horror y la infamia. Ante el conocimiento de lo expuesto, nace la curiosidad de qué argumentos oponían los varones para privar a la mitad de la población de sufragar.
1.- Las mujeres tienen algo que las hace inferiores a los hombres. No se sabe qué es exactamente, pero les impide tomar decisiones de manera independiente.
2.- Las supuestas mujeres votantes correrían el riesgo de desobedecer y deshonrar a sus maridos si votasen por un candidato contrario a ellos.
3.- Las mujeres no deben tener ninguna influencia en la elección de nuestros líderes políticos porque las distraería de sus deberes como madres y esposas.
¡Cómo no! Son un apéndice, un accesorio, las reinas del hogar.
¿Cuánto ha cambiado el panorama social y político desde 1921? Preguntémonos precisamente eso. Ha cambiado de esta manera: el 98% de la riqueza mundial pertenece a hombres y el 2 % a mujeres. El 5% del poder político está en manos femeninas. Las violaciones, los abusos y maltratos al sexo femenino son la única razón por la que se las menciona en los periódicos. Ahora la explotación sexual es legal. Las amas de casa ya no tienen que lavar pañales porque están los desechables. En el día de la madre regalan aparatos domésticos diversos y sofisticados que hacen la labor de servir más fácil.
Esta es la realidad, hoy en día las mujeres votan, son independientes, van a la Universidad y viven bajo las reglas de un sistema patriarcal dominante. Y la Iglesia Católica, mi querida iglesia, la Biblia. No hace falta decir lo incongruente que resulta ese librito y el ente que lo promueve. Proclama vida y es una asesina; pretende que el humano se sienta un esclavo, una lacra viviente pecadora, y al mismo tiempo quiere que sea feliz. Proclama amor para todos, y excluye a la mujer. Considera que el género de la divinidad es masculino cuando quien da vida es Ella. Y claro, el sucio sexo ¡Sucio, sucio, sucio! Todos somos producto del sexo, por eso nacemos pecando. Qué coherente.
Es pertinente decir que no escribo esto en señal de protesta (eso sería aceptar que existe un ente dominador), es para refrescarles la mente a ustedes féminas, asume your position. A mí no me afecta ni enriquece la explotación sexual, la discriminación laboral y demás abusos (Intenta violarme hombre, me darías una excusa para practicar Karate). A mí no me ata esa estupidez de la feminidad. Y no tengo miedo de morir quemada en el Infierno por blasfemar contra el Catolicismo.
Es necesario darse cuenta de que la situación actual ya no se amerita a un puñado de irracionales. Las mujeres son el último eslabón conocido en la cadena evolutiva de la raza humana. ¿A qué hora van a castrar el paternalismo? las tijeras están listas.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More