JUGANDO A COMUNICAR


Cuando fue la última vez que un comunicador o cual sea su nominación, se esmeró de verdad para “el reportaje”, “la crónica” o investigación periodista y servirla calientito a la mesa de la opinión pública. Quizá podamos referirnos a investigaciones de la capital, la capital que con sus problemas, desventuras y enredos; también es el Perú, nadie puede negar esa problemática, pero es acaso Lima, la única ciudad enferma en el país. Probablemente ya todos seamos concientes de ello y por tanto nos inquietamos porque las provincias obtengan esa misma preocupación, pero no de parte de los citadinos limeños, sino de parte de los que sienten, palpan y dominan la problemática regional, de los protagonista de la escena, que muchas veces están de juez y parte, para un público más exigente aún, que pese a que en ocasiones no comunican su angustia, sabemos que conviven con la pobreza y las aristas que eso nos trae a consecuencia.

Estos entes partícipes de las experiencias provincianas, son los comunicadores en actividad y en formación que por una cuestión de desaliento por la carrera quizá, miran con desden la posibilidad, la alternativa de procesar comunicación con sentido, con propuestas, como medio de salvación para los distintos problemas que los afanan.

Desde la graduación o probablemente desde muy antes, los nuevos comunicadores están renunciando a formar parte del cambio en nuestra región; son pocos lo nombres que se me vienen a la mente de jóvenes que se esfuerzan por continuar con la esencia de este reto. Así, descuidamos, me incluyo, temas tan importantes relacionados con calidad de vida de los ciudadanos: educación, vivienda, alimentos, cultura, vestimenta, etc. y priorizamos sucesos totalmente epidérmicos, por una cuestión de política de la empresa, sin lugar a duda, de los dueños de los medios; que por estar reconocidos sus libertades en la Constitución, como derecho a formar empresa, libertad de expresión y opinión; hacen uso y desuso de ellos con fines netamente vanos y empobrecedores del cerebro humano.

Ya nos olvidamos al parecer, sólo porque no ha vuelto a verse en noticieros nacionales, la situación del pueblo de Quiruvilca, a pocas horas de esta ciudad, conceptuada como justiciera, defensora de las libertades… ¡que tal gracia! Y pues, Quiruvilca en estos momentos podría pensarse como una de los pueblos más pujantes de la región por su riqueza minera y porque después de todo los pobladores supieron tomar con escasa muestra de rebeldía, ser víctimas de la contaminación y el maltrato de los dueños del capital minero, aunque muchos se desgarren las vestiduras para decir lo contrario.

¿ De qué está careciendo el tratamiento de este tema?, ¿quiénes están ejerciendo mal su trabajo?, ¿de qué nos estamos olvidando ¿Se tratará de un tratamiento estructurado, pensado, con técnicas científicas que le den el rigor que se merece una investigación para saltar a las primeras planas de los diarios? Probablemente que sí, ya quienes discriminan la información son los directores de prensa que en algunos casos no son más que el remedo del empresario, que sabe de memoria los límites de las críticas, de las investigaciones, de los personajes y entidades a las que deben referirse para tal o cual fin.

Lo que le falta en verdad al tratamiento de este tipo de casos, en primer lugar liberarse de ideologías particulares para ceñirse y sensibilizarse a ideologías de este pueblo, con su situación. Luego hacer un balance del tema de fondo, qué creemos importante que la gente debe conocer con respecto a este caso, y luego adecuarse a la realidad inmediata de sus habitantes para transformar o crear el mensaje que debe hacerse público, para que esté correctamente comprendido y suceda el efecto multiplicador, pues después de la noticia están los comentarios, las corrientes de opinión que harán del tema una discusión en los pobladores de Quiruvilca, de ello no hay duda de ello y, por ende a todas las personas cercanas interesados en el asunto.

Olvidamos que cuando investigamos necesitamos pasos rigurosos que debemos tener en cuenta, para ejercer comunicación en toda su extensión, y completar ese proceso de evolución para la transformación del denigrado periodista a comunicado integral.

Debemos convencernos que para hacer científica esta carrera, tomar los métodos y las herramientas de las ciencias involucradas, para hacerla más fehaciente, con un margen de error bajísimo, es clave para todo comunicador, y no nos preguntemos luego, para qué tanto estudio si luego terminaremos redactando el cuando, cómo dónde, por qué de los hechos cotidianos.

Entonces, volviendo a Quiruvilca, creo que todavía espera para desnudarnos sus calles, la problemática de la salud de los niños, la miseria y la ignorancia en la que viven, pero será sólo cuando lleguemos con promesas de crear alternativas de solución, con una estructura investigativa que predomine el análisis, la crítica y la experiencia de mirar más allá de lo que se nos presenta.

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