LA FIESTA DEL CHINO:

Fujimori y trujillo

Un viaje de los recuerdos hacia dos historias de similar contexto

Por: Espejo Vargas Liliana Maribel
Lizarraga Rivera Erika Lisset

Mientras seguía minuciosamente con la lectura de la obra encomendada por el profesor, “La Fiesta Del Chivo”, no podíamos dejar de recordar aquella época cuando yo todavía tenia una mirada inocente como la que sólo se puede tener a los 6 años, época en donde no podíamos comprender aquellos sucesos que convertían a nuestro país en una Republica Dominicana de los años 30 y a nuestro ex presidente Alberto Fujimori en Leonidas Trujillo, disfrazado en piel de cordero.

Removiendo mi poca memoria, pero alimentada por los recuerdos de mi madre recordábamos como aquel ingeniero agrónomo se convirtió en ídolo para todos los peruanos por sacar a su país de una inflación de siete mil, por ciento anual y llevar a las guerrillas “Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru ( MRTA)” a su práctica desaparición. Así también firmó un acuerdo de paz con Ecuador y Chile y rescató a sangre y fuego a 72 rehenes de la residencia del embajador japonés en Lima; Recordamos aquella época en que la gente salía libremente por las calles, segura de que ningún coche bomba iba a interrumpir su camino. Atrás quedaron los toques de queda, la economía empezó a estabilizarse, ya no más colas de infinita espera, amplias carreteras, reconstrucción de colegios, y todo parecía gozar de paz y tranquilidad, es decir un bello velo que escondía lo que en verdad sucedía.

Ahora que han pasado 16 años, desde aquel 28 de julio de 1990 en donde Fujimori vistió por primera vez la banda presidencial, ya mi mirada ha recorrido diferentes noticias, informaciones e investigaciones de lo que realmente ocurrió en esa década de Gobierno puedo describir con total visibilidad lo que se escondió tras ese velo.
Fujimori encabezó un Gobierno represor y torturador que perpetró varias masacres, y llanto de tanta gente inocente, entre ellas la de Barrios Altos y La Cantuta, además del desalojo sangriento de la embajada japonesa en Lima, tomada por un comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, cuyos miembros fueron ejecutados después de rendirse.

Siguiendo el baúl de mis recuerdos a través de la lectura que me envolvía en comentarios escuchados por los medios: Fujimori fue un férreo censor de los medios informativos, a cuyos directores corrompió o persiguió para impedir que contaran la verdad sobre lo que ocurría en esa nación. Su peor falta, sin embargo, es haber implantado un gobierno dictatorial luego de un asalto al Congreso (abril de 1992) y la suspensión de actividades del Poder Judicial, en lo que constituyó un golpe de Estado, al que siguió la redacción de una constitución a la medida y la integración de un cuerpo legislativo sumiso a su gobierno. A diferencia de los militares golpistas que ensangrentaron la región en los años 70 y 80 del siglo pasado, Fujimori llegó al poder por medio del sufragio y destruyó desde dentro las instituciones.

Cada palabra encontrada en el relato se acercaba a un parentesco como si aquel chinito de mirada confiable. Era la misma Leónidas Trujillo que convirtió a República Dominica de un territorio sin carreteras, escuelas y hospitales, en un país de vías de comunicación e infraestructura social moderna. Esto es lo que se llama las "expresiones en piedra de las tiranías", cosa vista en el gobierno de nuestro querido ex mandatario japonés, Alberto fujimori señalado anteriormente.
La ilegalidad, la corrupción y la inmoralidad de la presidencia fujimorista llegaron a ser tan escandalosas que, luego de dos reelecciones, su titular huyó del país, y desde Tokio envió por fax su renuncia al cargo.
Lo cierto es que Fujimori se fue por la puerta de atrás y lo sucedido será un capitulo más de la historia Latinoamericana que tiende a repetirse como expresa el escritor peruano Mario Vargas Llosa, sobre la caída del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo, para comprobar que la historia se reitera. ". A Trujillo se le llamó "el Benefactor" por que resolvió el problema de la deuda externa con EE.UU., creó unas Fuerzas Armadas modernas y profesionales e impulsó grandes obras publicas a cambio de un régimen que duró más de treinta años y que se caracterizó por la corrupción, los asesinatos y desapariciones "y la entrega de cuerpos, almas y conciencias de millones de dominicanos a un solo hombre", como escribió Vargas Llosa.

Aquellos que inicialmente son considerados como los "salvadores de la patria terminan por caerse cuando finalmente el encanto se rompe, y la sucesión de abusos y de corrupción, los eliminan.

El pueblo se levanta, las cortinas de humo se apagan, las verdades se vuelven mentiras y la resignación de un pueblo sometido ya sea a fuerza o por disfraces se desvanece, y se rompen las cadenas del silencio, tal vez esta sea una de las razones por las que estos gobiernos dictatoriales terminaron ya sea por la justicia de los hombres o por la justicia legal.

Así termino mi largo viaje tras mis recuerdos, así término con mis enrolladas reflexiones que me llevaron desmedidamente a unir dos espacios diferentes pero de similar historia. Cierro el libro pero la historia continuará.



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