La Ultima Carta de "El Doc"




En las últimas horas de la madrugada del 30 de Junio, le fue interrumpido el sueño, al ex asesor de inteligencia, Vladimiro Lenin Montesinos Torres. Personal del INPE se trasladó a la base militar para preparar a Montesinos, colocándole un chaleco antibalas, acompañado de un traje oscuro y una corbata azul con aplicaciones celestes y proporcionándole además a su alrededor la presencia de francotiradores. La hora de la partida llegó, Montesinos era trasladado desde la Base Naval del Callao a la sede de la Diroes.El reloj marcó las 9:42 y el reencuentro se dio entre ex asesor y asesorado. Vladimiro hizo su aparición saludado a Fujimori, con respeto y sumisión mediante una venia al momento de ingresar a la sala de audiencia, como un símbolo de su eterna complicidad. De pronto la sala se vio iluminada por flashes de las cámaras de los periodistas de todo el mundo.El ambiente era de tensión e incertidumbre, habría que responder a las interrogantes, que se aproximaban. Las opciones no eran muchas, o actuaban a favor del acusado guardando silencio o defendiéndolo, o se convertía en testigo de cargo ratificando aquellas declaraciones publicadas en las que lo llamó cobarde y le increpó su falta de hombría para asumir las consecuencias de sus actos.La hora del juicio empezó, “soy oficial de inteligencia inactivo, y “fui subordinado del presidente Alberto”, fueron las etiquetas con la que se identificó, “el Doc”.Pregunta tras preguntas corrían y Montesinos arrancó la jornada sacando ventaja del débil interrogativo del fiscal José Peláez Bardales, quién se mostró confuso por la agresividad y altanería de su interlocutor.

Vladimiro haciendo galantería, se lució con reflejos rápidos y una memoria excepcional. Se mostró ante el público como una persona versada, como un analista de gran capacidad, pero lo que no pudo manejar en el transcurso del juicio, fue evitar mostrar un ligero temblor en su mano derecha, lo que confirmaría, la versión de que sufre un incipiente mal de Parkirson.Fujimori, quién se encontraba a escasos metros, con cuaderno verde en mano y chino de risa, escribía las interminables frases con las que “el Doc” elogió su gestión.Mientras al otro lado del vidrio que separa la sala de audiencias, se hallaban los familiares de las víctimas de La Cantuta y Barrios Altos que perdían las pocas esperanzas que tenían al escuchar la verdad de labios del ex hombre fuerte del SIN, quién lo único que hacía era rebatir las preguntas del fiscal Peláez, lo cual obligó al Tribunal Supremo la llamada de atención hasta en siete oportunidades.Tranquilos y serenos lucían Kenyi, Sachi y Keiko Fujimori, pues ésta vez el show del testigo de turno, daba a entenderla teoría de inocencia que el acusado Ingeniero Fujimori, sostiene.Mientras Montesinos defendió a Fujimori, éste ultimo miraba con atención, guiñaba el ojo, sonreía y asentía con la cabeza, más despierto que en audiencias anteriores.” El Señor presidente no tiene ninguna responsabilidad en los hechos materia de este proceso”, defendía a su ex socio una y otra vez.Montesinos se negó a hablar de temas claves, de la lucha antiterrorista y sus funciones en el SIN, era mas que evidente que cada una de las respuestas estaba prevista para defender a su socio y cómplice, “el Doc” no quiso hablar de las Tareas que Fujimori le encargó como abogado en 1990, momentos por el cual el ex presidente se hallaba envuelto en un juicio por evasión tributaria.
Guardó silencio cuando le preguntaron sobre su sueldo como asesor presidencial y de alta dirección del SIN, Montesinos se amparó en el supuesto secreto de Estado o en el secreto profesional en relación abogado- cliente, con un tono desafiante, el ex asesor marcó su territorio y límite hasta donde iba a llegar.Montesinos en cada tema que le toca responder intenta desprestigiar a los que le acusan. El primer dardo lo lanzó al analista del SIN, Francisco Loayza Galván. Afirmó que el sociólogo era su enemigo, y que por tanto él jamás le presentó a Fujimori. El siguiente lo recibió el Fiscal Supremo, Avelino Guillén, al que acusó abiertamente de haber archivado irregularmente el 02 de Abril de 1992, una investigación por un caso de espionaje telefónico.

Uno doble le cayó al ex vicepresidente Máximo San Román, de quién se mofó, aludiendo que su única función era servirle el café a Fujimori. Pero él que tampoco se salvó fue el fiscal, porque cuando interrogaron a Vladimiro por la defensa de narcotraficantes en el pasado, Vladimiro, se ensañó con el hermano de José Peláez, el fiscal de turno. “Su hermano Edmundo Peláez (actual presidente del Consejo Nacional de Magistratura), defendió al narcotraficante Boris Foguel, ganándose así una llamada de atención por parte del Tribunal por hablar de temas ajenos al proceso.

El ex asesor aceptó que bajo el concepto de Defensa de Estado se pueden cometer delitos, como en el caso de la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA.

Llegada las 11:00 hubo un receso técnico pedido por el Ministerio Público, muy bien aprovechados por el ex asesor y por el ex presidente, que a pesar de las circunstancias reflejaban aún tener el poder como en aquellos tiempos, donde hacían y deshacían a su capricho.

Después Montesinos sorprende a todos con la siguiente frase: “No voy a contestar ninguna otra pregunta “, sellando así el término de su interrogación. A las 14:12 fue llevado a la Base Naval del Callao, en un helicóptero policial donde cumple reclusión.

Vladimiro no tiene más alternativas que, recurrir a una vieja amistad, pues tiene muy presente que, si incrimina a Alberto Fujimori, terminará incrimándose él mismo por los delitos de derechos humanos y que por tanto no se librará de muchos años de condena.

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