Lo Que En pocos Instantes Puedes Descubrir: Ambulantes, Mendigos y Asaltos Marcan Nuestra Existencia.


LOS INSTANTES DE UNA TÉTRICA REALIDAD
karen solis
Indiferencia: niños que trabajany piden limosna
en plena plaza mayor de Trujillo


Joven y heroica Trujillo, capital de la cultura, cuidad de la eterna primavera, cuidad de tradiciones: son algunas de las características que se le otorgan y enmarcan a nuestra bella cuidad. Por ello decidí dar una vueltita por el centro histórico, no seria un simple paseo, iba con un propósito en mente: comprobar este pequeño mundo de cultura y tradición.
Eran aproximadamente las 6 de la tarde, el cielo estaba nublado, nada tenia de un clima primaveral, lo que obligo a ponerme una chaqueta y me dirigí hacia la plaza mayor, el lugar perfecto para reflexionar y examinar de nuestra realidad, ya que el centro de una ciudad refleja su interior.
Tomé asiento en una de sus bancas, al poco tiempo me di cuenta que la plaza de mayor de Trujillo es una especie de mezcla en donde se funden nuestras más preciadas tradiciones: el desfile dominical, el corpus christi, las gitanas que leen las manos, los lustrabotas, los niños mendigos, ambulantes. Todo un mix de personalidades que encierran sus propias historias, desde las más increíbles hasta las más tristes, que serían capaces de inspirar hasta a un novato director de cine, y aseguro que ganaría un oscar a la mejor historia dramática.
Me atrajo la atención un niño que se acercó a pedir unos centavos, empezaba a vivir la tétrica realidad, era tan pequeño, no pasaba de los 5 años, su rostro sucio y sus ojitos negros reflejaban una profunda tristeza y melancolía.
Debería estar en su casa con su madre o jugando con sus amiguitos, pero él no puede darse semejante lujo.
¿Cómo te llamas? Le pregunté
-Juan
Hola Juan, ¿tienes familia? ¿Porque trabajas? Extrañado por mis preguntas me respondió temeroso.
-Si tengo mi mamá, esta por ahí vendiendo dulces, yo la ayudo para tener más plata y nos alcance para comer.
¿Y vas al colegio?
No, pero quisiera pero mi mamá dice que no tiene plata para eso.
Se fue corriendo al ver a su madre acercarse.
Él, es uno de los 18 mil niños en extrema pobreza que existen en nuestra cuidad sin la posibilidad de ir al colegio y formarse sobre una base de valores y cultura. ¿Que futuro le espera? Ser miembro de esas bandas que aterrorizan a la ciudad, ser un obrero más explotado por las grandes agroindustriales que abundan en Trujillo, seguir en la mendicidad. ¿Que más encierra nuestra cuidad de la cultura?
Al otro lado de la plaza, las luces de la catedral se encendieron, le dan una maravillosa vista que deslumbra a cualquier poblador. Los feligreses se dirigen a misa después de escuchar el sonido de las majestuosas campanas que anuncian el inicio de la misa. Pero algo muy peculiar se encuentra a las afueras de la catedral: los mendigos. Parecen formar parte de los adornos de la entrada, unos son loquitos, otros con harapos sucios, otros piden ayuda; sus voces de clemencia parecen no ser escuchadas por la mayoría de los feligreses que pasan de frente como si los mendigos no existieran. Cada vez aparecen más mendigos en nuestras calles, debido a la difícil situación económica en nuestro país en el que las tazas de pobreza se redujeron en 5.2 puntos porcentuales, ya que pasó de 44.5% a 39.3% (según el INEI), sin embargo, no es más que pura ilusión, ya que las malas condiciones de vida persiste y también la falta de empleo y oportunidades.

Aún seguía sentada, el cielo ya había oscurecido por completo; me percaté que una señora muy sigilosa me dijo:
-no quieres mazamorra, es la última que me queda-, me extrañó mucho porque no veía la dichosa mazamorra.
-la tengo en mi bolso, es que ahora esta prohibido vender acá en el centro-.
Muy al estilo del peruano ingenioso, los ambulantes de nuestra cuidad ven la manera para poder vender sus productos sin ser acosados por los municipales, que parecen perros guardianes, los ambulantes tienen coches con ruedas que les permite trasladar su mercancía fácilmente, otros más solapa lo esconden en cajas o bolsos.
–nos han quitado nuestro sustento para sobrevivir, no podemos trabajar tranquilos-. Me advierte la señora, quien es el único apoyo de su hogar.

Nuestro centro histórico fue un lugar urbano tradicional, el cual se perdió hacia ya muchas lunas, se ha convertido en un espacio de trabajo, en espacio para el espectáculo ambulatorio y de portadas fotográficas.
Y nuestro gran monumento, que recuerda la memoria de los primeros peruanos que decidieron que su tierra ya estaba lista para caminar sin la opresión española, no se queda atrás, los hongos lo han invadido, como una madera a la que millones de termitas la convierten en polvo. Según los resultados de las investigaciones del biólogo Carlos Alfredo Bocanegra García lo que está pasando con el monumento de la plaza principal de Trujillo es que la gran mole de piedra ha comenzado a inclinarse lentamente debido al aumento de la napa freática debajo del monumento, las continuas lloviznas y la contaminación ambiental han hecho que los hongos que afectaban las piedras se multipliquen de manera exponencial y causen graves problemas que deben ser atendidos pronto, antes de que la libertad termine por caer ante sus silenciosos enemigos. Por si fuera poco, los declives del monumento lo utilizan los niños como un lugar de esparcimiento, para jugar sin el mayor respeto alguno.
Es todo lo que ha quedado de nuestro centro histórico, convertido en una pequeña selva, donde se lucha como fieras para sobrevivir, donde se alzan voces de protestas sin ser escuchadas, encadenados exigiendo justicia a la injusticia, los cláxones y humos vehiculares que nos aturden y asfixian y en la que prima la ley del más fuerte. Con ilustres autoridades que ven todo menos lo que está frente a sus ojos.

El gran reloj de la catedral marcaba las 7 de noche, era hora de partir tenia que apresúrame para coger el micro, me marche con una gran desilusión, que tan solo basta unos segundos, minutos para darte cuenta de la cruda realidad que encierra nuestro centro histórico, pues es la primera vez que he ‘visto’ como es la Plaza Mayor fuera de sus hermosas plantas, turistas y históricas casonas que la rodean.

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