¿Son leyenda? Sobre Pekín y las Olimpíadas

Por: Melina Velásquez



El Nido de Pájaro.- Sede principal de Beijing 2008
Centro de Tenis.- Quiso parecerse a una rosa con los pétalos abiertos.













El día viernes 15 transmitieron en National Geographic (canal 35) vía cable mágico, el proceso de construcción del extraordinario Estadio Nacional de Pekín, el cual tiene por sobrenombre “Nido de Pájaro”. El especial tuvo por título: Grandes construcciones, el Nido de Pájaro de Pekín; y apareció en la pantalla justo cuando había encendido el televisor. Supuse entonces que se trataba de un golpe de suerte, pues justamente estaba interesada sobremanera en saber cómo habían hecho los chinos para hacer realidad semejante monumento.
La licitación que permitiría a una determinada firma de arquitectos elegir el diseño del nuevo estadio, sede de las olimpíadas 2008, fue convocada en el año 2002, y ganada por los arquitectos suizos Herzog y Meuron (famosos por sus brillantes trabajos en proyectos anteriores, tales como el Allianz Arena de Alemania y el Tate Modern de Gran Bretaña). Es así que iniciaron el diseño exterior de dicha megaconstrucción, ayudándose de más de treinta profesionales chinos en diversas áreas de la ingeniería estructural, así como diseñadores expertos en el manejo de software especializado. Se vieron en la necesidad de crear una estructura que sea compatible con las tendencias vanguardistas y al mismo tiempo con lo tradicional de China milenaria. Después de buscar inspiración en diversos objetos utilizados en rituales chinos, eligieron como modelo base la forma ovalada y chata de las vasijas orientales del siglo XIX.
Luego se dispusieron a diseñar la fachada; fue idea de un arquitecto chino el hacer que pareciera un nido, para tal objetivo necesitarían entrecruzar innumerables fibras de acero que recubrirían el esqueleto del estadio. Utilizando avanzados programas de computación y varias maquetas detalladas, pudieron trazar las directrices dentro de las cuales pondrían manos a la obra.
En el 2003, más de treinta mil albañiles chinos ya estaban sentando las bases, literal y figurativamente, del que sería considerado la joya arquitectónica de Pekín. Se tardaron alrededor de tres años en construir el esqueleto, después del cual se venía la fase más crítica, que era el proceso de revestimiento de fibras de acero angulosas. Tuvieron que contratar a 15 mil soldadores en tres turnos diferentes los siete días de la semana para unir los gigantescos tubos hechos de un acero creado especialmente para la ocasión. Después de casi dos años, por fin se había concluido la soldadura, no obstante murieron tres obreros en el proceso porque un mal movimiento les hizo caer de casi cincuenta metros de altura.
A pesar de tres vidas perdidas y el clima implacable que azotaba con tormentas inesperadas, el Bird’s Nest fue inaugurado entre vítores el 8 de Agosto del presente año.


Al finalizar este interesante reportaje especial me quedé anonadada con la magnitud del genio creativo de los humanos, y que combinando la ciencia con la imaginación se puede lograr maravillas sorprendentes.
Impactada por esta espléndida edificación quise saber más sobre el tema, así que me dispuse a navegar en internet buscando información sobre los arquitectos autores de la obra; lo que encontré fue desconcertante.

“El Nido de Pájaro: La pesadilla olímpica de Beijing”, es como se titula el artículo de opinión procedente de una web de arquitectos y periodistas. El contenido del texto que leí (llena de confusión) analizaba no sólo el estadio de Pekín, sino las otras cinco estructuras participantes en las olimpíadas, entre ellas el famoso Cubo de Agua. Con respecto a las áreas aledañas que circunvalan el Nido, el autor señala que “está lleno de plazas fascistas, detalles desagradables, y espacios con nada más que coníferas y árboles delgados y enjutos que no servirán de nada durante el calor de agosto, y es tan inmenso que haría falta reencausar el río Amarillo para mantenerlo verde este próximo agosto”. Sobre el Cubo de Agua, sede de las competiciones pertenecientes a las disciplinas de natación, saltos y nado sincronizado, el autor afirma que “es una especie de empaque de burbujas arquitectónicas (…) Les gusta mostrarlo por la noches, iluminado con luz azul como un baño de burbujas psicodélico, quizá porque con la luz del día se ve corriente e inevitablemente de apariencia plástica. El interior no es nada fuera de lo común”. Al leer todas estas críticas negativas a las instalaciones olímpicas de Pekín, me pareció notar un tono subjetivo, sin embargo lo que encontré más abajo escapaba a toda duda, pues se mostraban imágenes de los demás estadios olímpicos, esta sección fue subtitulada como “Desfile de los feos: otros recintos olímpicos chinos”, y muestra una por una las estructuras simples y anticuadas.

Por increíble que parezca, este periodista afirmaba que “Arquitectónicamente hablando, al menos, los juegos olímpicos de Beijing son un fracaso”. Una postura tan radical implica una argumentación sólida, y este sujeto la tiene, pues visitó personalmente las instalaciones olímpicas.
Ante esto no supe cómo reaccionar, puesto que mi admiración por el Nido y en general por China había sido opacada por los comentarios de este personaje anónimo y sus polémicas declaraciones. Sin embargo, al compartir mi sentir y el conocimiento de dos posturas divergentes con amigos cercanos me llevó a una sola conclusión: La belleza reside en el cristal con que se la mira.

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