TERRITORIO COMANCHE

EL LÍMITE ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.


Arturo Pérez reverte nos narra con particular estilo, en el primer capitulo de territorio comanche la labor riesgosa de los periodistas que cubren sucesos tan cruentos como las guerras.

La aguda pluma de este proficuo escritor español nos traslada a la antigua Yugoslavia, donde las mejores imágenes son captadas por Marques y su colega Barles, en medio de granadas, morteros cadáveres y escombros.

Y es que estos dos personajes son el punto desde donde se desencadenan otras historias, de periodistas al igual que ellos pero con sus propias experiencias, desde cubrirse ante la posible caída de un mortero hasta morir destrozado por una mina.

El autor no narra los hechos de manera lineal ni estática, si no mas bien juega con los tiempos, unas veces desde el puente Bijelo Polje, que es el presente, pero de pronto y sin darnos mucha cuenta de ello estamos con Enrique del Viso en Beirut en el 89. Esta combinación de tiempos y sucesos hacen más dinámica la lectura, al igual que la presencia de cortos diálogos entre los personajes.

La descripción de contextos físicos, se conjugan naturalmente con los sentimientos de los duros periodistas, que por una parte cumplen con admirable profesionalismo con su trabajo, pero por otra como seres humanos sensibles a tanto dolor no pueden evitar condolerse, ayudar en la remoción de escombros, o en el peor de los casos derramar una sinceras lágrimas, aunque esto obstaculice la faena.

Para los que leímos territorio Comanche es imposible no sentir admiración por la labor tan riesgosa de los periodistas Márquez y Barles, pero al mismo tiempo no es extraño sentir que algo dentro de nosotros rechaza con la mas genuina sinceridad tanta irracionalidad: Humanos perseguidos despiadadamente por humanos, y movidos por fines tan estúpidos como la desmedida ambición, el deseo enfermizo de poder, la satisfacción personal de supremacía, de dominación, la sed de expansión territorial de una maquiavélica cúpula de gobernantes.

Territorio Comanche aparte de ser un referente obligado para todo comunicador social, y especialmente para aquellos que anhelan ser corresponsales de guerra, tiene un enorme valor humano, puesto que nos invita a la reflexión sobre la mas baja decisión humana: La guerra.

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